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En los últimos diez años, la mujer trabajadora ha caminado por un terreno inestable. Aún enfrenta la desigualdad salarial, encara la pérdida de derechos y afronta legislaciones que carecen de perspectiva de género, consideró la abogada de asuntos laborales María E. Suárez Santos.
La integrante de la Comisión de Derecho Laboral del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico reconoció que la situación de la mujer trabajadora se precarizó bajo las administraciones de los exgobernadores Luis Fortuño y Alejandro García Padilla, y recrudeció en el actual gobierno de Ricardo Rosselló Nevares.
Sí, sentía miedo. Fue hace poco más de cuatro años. Pero tenía tantos deseos de hacerlo que planifiqué, empaqué y me fui, con todo y miedo, sin nadie a mi lado. El “balde de agua fría” me cayó encima en el taxi que me llevaría a un hotel en Cartagena, Colombia. “¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿Qué haces en un taxi sola en Colombia?! ¡Nadie te está esperando en el hotel! ¡Estás loca!» Era la primera vez que pisaba tierra extranjera, solo conmigo. A la verdad que nunca había pensado en esa posibilidad hasta que una situación familiar me motivó a dar el paso. Y allí estuve por cinco inolvidables y maravillosos días, conmigo. Me gustó… Desde entonces, me convertí en fiel creyente de que toda mujer debe viajar sola, aunque sea una vez en su vida.
(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
Por lo general, al iniciar cada semestre, suelo preguntar a mis alumnas/os/es sobre su situación laboral con el propósito de ajustar las demandas del curso a un estudiantado trabajador y con responsabilidades familiares en un país empobrecido y gobernado por quienes se ensañan con dejarles sin presente y sin futuro.
A diferencia de lo que comúnmente se cree, esto no tiene por qué poner en juego los estándares de calidad de la enseñanza, sino que, por el contrario, permite que más personas se sientan conectadas al curso a lo largo del semestre, que encuentren tiempo para leer y cumplir con sus tareas y que se genere un compromiso de su parte más allá de la regla escrita en un prontuario. Por supuesto, este no es el caso de todas/os/es, pero sí el de una parte importante de las/los/les mejores estudiantes que he tenido el privilegio de conocer en mis dos años como profesora universitaria.