La Colectiva Feminista en Construcción, una de las organizaciones feministas de mayor militancia política en los últimos años en Puerto Rico, nació ante el “vacío” que había en los movimientos de izquierda para trabajar los asuntos de género; y en los movimientos feministas en torno a las luchas de clase y raza que afectan a las mujeres empobrecidas, comentó su cofundadora Shariana Ferrer Núñez en un conversatorio realizado a mediados de mes.
Ferrer Núñez reveló que la entidad, creada en 2014, surgió también luego de que ella y otras colegas delinearon que querían centrar los esfuerzos en construir poder popular, en lugar de organizar en torno a un fin electoral, que era el objetivo trazado por algunos grupos de la izquierda.
“La manera de desmantelar los sistemas que nos oprimen y violentan en Puerto Rico, en el Caribe, la región y en el mundo requiere construir poder popular y colectivo”, agregó sobre la visión de la Colectiva.
La conversación se dio durante el conversatorio Nuestro lugar en la revolución: reflexiones de militantes feministas en movimientos socialistas y de descolonización de Puerto Rico, que convocó la organización, el 13 de octubre, en la Casa Ruth, en Río Piedras, y en la que participó la fundadora del Caucus de Mujeres y exviceministra de Educación del Young Lords Party, Iris Morales.
“En el espacio socialista, hay temas que no son prioritarios y no se asumen cuando se movilizan todos los recursos de la organización para atenderlos; están relegados a los caucus, pero en los espacios feministas, los temas de clase, de raza y los temas de lucha sindical no están presentes. Asumir una postura de política internacional no estaba presente. Encontrábamos esos vacíos”, recordó Ferrer Núñez sobre las conversaciones que dieron paso a la Colectiva.
Se refirió específicamente a los temas de derechos sexuales y reproductivos, migración, complejo carcelario y política internacional como “rezagados” por el liderato político dentro de las organizaciones socialistas en las que militaba. Mientras, el feminismo estaba “muy vinculado a la institución, a las organizaciones no gubernamentales, a las organizaciones que prestan servicios directos, y no necesariamente a la organización y militancia”.
La Colectiva no solo pretendió distanciarse del feminismo institucional, sino que ha organizado campañas de movilización y denuncia sobre temas que tradicionalmente no se asocian con el feminismo como el endeudamiento público y las políticas de austeridad, así como la crisis de vivienda que se estaba manifestando particularmente mediante las ejecuciones de hipoteca, los desahucios y el desplazamiento.
Las diferencias de estrategia
Las diferencias en torno a las estrategias de organización de hace diez años siguen muy latentes a un año de las elecciones de 2024, cuando se espera que el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) y el Proyecto Dignidad logren influenciar los resultados electorales y los temas de la campaña política.
Cristina Pérez Reyes, integrante de Democracia Socialista y miembro del Comité Timón de la Red Anticapitalista del MVC, tomó un turno al final del conversatorio e hizo un llamado a crear un “frente único” para detener el avance de la ultraderecha que electoralmente está organizada en el Proyecto Dignidad. Contó que simpatizantes de ese partido ejercen presión y han hecho llamadas amenazantes a la oficina de legisladores de izquierda como Rafael Bernabe, con el que ella trabaja. Bernabe forma parte del MVC, que integra a personas de diversas ideologías políticas y preferencias de estatus.
En cambio, Ferrer Núñez opinó que cambiar la composición legislativa no conseguirá, por sí solo, “transformar estructuralmente la condición política y colonial del país”. Explicó que la Colectiva no asume un principio antielectoral, pero tampoco apuesta al proceso electoral como su estrategia política.
De hecho, la organización surgió poco después de que se disolviera una coalición de grupos socialistas en 2012. Ferrer Núñez describió la decisión de ruptura como una “dolorosa”, pero que le ayudó en su formación. “Esa ruptura me formó porque me hizo anclarme y reafirmar el camino que quería tomar. Eso dio paso a la Colectiva, para encontrar y juntar otras que estaban en las mismas, que tenían las mismas inquietudes, que habían principios ideológicos que nos juntaban y que entendíamos que la estrategia de nuestra organización requería formación política, acciones directas y militantes y la construcción de una base”, contó.
La necesidad de analizar dónde estamos
Morales, activista del Young Lords Party en las décadas de los 60 y 70, expresó que esa organización no creía en votar, pues percibían en el gobierno la mayor fuente de opresión contra los puertorriqueños, latinos y negros afroamericanos. En aquel entonces, el gobierno de Estados Unidos había colocado a las Panteras Negras, un grupo socialista con el que eran afín, en la lista de enemigos del Estado.
Sin embargo, Morales consideró que el momento histórico ha cambiado y que el fortalecimiento del conservadurismo y la derecha en el sector gubernamental pudiera hacer necesario una respuesta electoral para evitar que se reviertan los derechos adquiridos y avances progresistas. “Tenemos que batallar. Estamos en otro momento histórico. Por eso, yo digo que tenemos que siempre analizar dónde estamos”, planteó.
Coincidió, no obstante, que se requiere pensar bien la táctica, pues colocar a una persona en el poder no garantiza resultados ni soluciones inmediatas para la gente.
Los reclamos al interior del movimiento
Morales contó que, para 1969, las mujeres al interior del Young Lords Party se organizaron en el caucus de mujeres. Estudiaron la lucha de otras activistas de los movimientos de revolución nacional. Leyeron a abolicionistas como Sojourner Truth. Entonces, sometieron una lista de reclamos al comité central del partido. A los seis meses, todas las mujeres renunciaron al partido como mecanismo de presión por haber ignorado sus reclamos. “No podían perder las mujeres porque son las que hacen la mano de obra”, recalcó sobre las memorias que recogió en el libro REVISITING HERSTORIES: The Young Lords Party, publicada por su editorial Red Sugarcane Press.
“Inocentemente, pensaba que un hombre que se declaraba revolucionario iba a apoyar la lucha de las mujeres, pero no fue así”, recordó sobre los retos que enfrentaron hasta lograr que la organización accediera a la mayoría de los reclamos como hacer espacio para las mujeres en los puestos de dirección, ofrecer cuido para niños para facilitar la participación de las madres e incluir los temas de mujeres en las campañas de organización y militancia.
Las diferencias de visión en torno a los asuntos de género y al abordaje del colonialismo desde la diáspora provocaron la ruptura de esta organización, según Morales. “Cerraron las oficinas en Estados Unidos y también el caucus de Mujeres, y declaran que la lucha por la justicia racial y de género son secundarias, y que se van a resolver cuando Puerto Rico sea independiente. ¿Qué creen que pasó? Se cayó la organización”, lamentó.
“Me dolió el corazón tanto y tanto. Me avergoncé al leer eso, que pensé no escribir sobre eso. Pero sí hay que escribir la historia porque tenemos que saber cómo se desarrollan las cosas y cuáles son los errores”, reforzó.
Morales contó que, posterior a eso, siguió “buscando dónde poder hacer mi trabajo político de levantar conciencias”. Trabajó con las juventudes latinas como maestra, organizó para que hubiera cupo para los adolescentes usuarios de drogas en los hospitales psiquiátricos y de usos de sustancias, y creó una editorial, Red Sugarcane Press, para publicar libros sobre la historia y cultura puertorriqueña y negros y nativo americanos en Estados Unidos.
“No importa la etapa en la vida siempre hay un papel que desempeñar en estas luchas hasta que estemos libres, y parte de la lucha es también transformación”, puntualizó. Durante otra parte del conversatorio, también indicó: “La liberación no le pertenece a los hombres. Es de todos y todas”.