“No uso condones”. “Los condones me aprietan”. “No se siente igual”. “La puntita y ya”. “Un poquito y después lo saco”. “Lo saco antes de venirme”. “Confía, estoy limpio”. “Mi mujer toma pastillas, no me tengo que preocupar por eso”. “Pa’ algo existe la Plan B”. “Que se cuide ella que es la que se preña”. “Que se opere ella. A mí, no me van a tocar”. “¿Pa’ qué abrió las piernas”?. “Si se preña, que se encargue”. “Relax, yo te pago el aborto”. “¿Que me opere? ¡Deja eso!”. “Con la vasectomía no se para igual”. “La vasectomía da cáncer”. “El sexo es para reproducirse, como dios manda”. “Los anticonceptivos son pecado”. “Mientras más hijos tenga, más hombre soy”…
Estas expresiones no son originarias de la “naturaleza humana”. Tampoco son efectos secundarios de ninguna condición neurológica. No son inocentes ni son meras opiniones. Son consecuencias culturales de la desigualdad de género, la ignorancia y los berrinches machistas que derivan de percepciones necias, irresponsables, sexistas-misóginas-patriarcales, privilegiadas y abusivas.