Las luchas feministas, antirracistas y por los derechos humanos diariamente se enfrentan a las inequidades sistémicas y estructurales que normalizan patrones de violencia, degradación, criminalización y deshumanización. Toca estar alerta constantemente, aunque esto suponga que se exacerben los insultos para quienes denuncian sexismo, racismo y xenofobia en las representaciones mediáticas, particularmente las visuales. En medio de la pandemia, las manifestaciones sexistas, racistas y xenófobas han permeado en las imágenes que se han utilizado para acompañar noticias sobre la COVID-19.
Aquí, solo una muestra de cómo las imágenes perpetúan roles socialmente impuestos y reproducen discursos que colocan a las mujeres, a las personas negras, asiáticas y de otras etnicidades no blancas en un espacio central de marginación asociado con violencia innata y con enfermedad.
En esta foto, deliberadamente, se seleccionaron las imágenes de las dos candidatas que irán a primarias para la gobernación, Wanda Vázquez Garced y Carmen Yulín Cruz Soto, llevando mascarillas en su rostro. Entre las lecturas que se pueden hacer de la composición fotográfica, parecería que las mujeres deben taparse la boca, callarse. Incluso, se propone que las mujeres deben cubrirse y cuidarse para no propagar el virus, como si esa responsabilidad fuese exclusiva de estas. Por el contrario, los tres candidatos, Eduardo Bhatia Gautier, Carlos Delgado Altieri y Pedro Pierluisi Urrutia, cumplen con el estereotipo del “hombre de Estado”.
Tras las críticas que circularon en las redes sociales, el periódico El Vocero accedió a cambiar la imagen.
Por su parte, el racismo antinegritud ha quedado expuesto a través de varias representaciones visuales:
Para representar la violencia doméstica, se utilizó una fotografía de un hombre visiblemente negro y una mujer evidentemente negra. Desde un análisis connotativo, el mensaje sugerido es que el hombre negro es agresivo y violento por naturaleza. Del gesto de él, además, se puede decir que representa una advertencia; es como si le estuviera diciendo a ella que no lo vuelva a hacer. En fin, esta imagen criminaliza y penaliza a dos personas negras.
La Revista étnica denunció el uso de esta imagen, y el rotativo puertorriqueño El Vocero sustituyó la foto.
Entretanto, la publicación chilena El Mostrador hizo una denuncia muy importante y urgente sobre un sector de la población mundial que queda doblemente excluido y vulnerado durante la cuarentena. Para hablar de las mujeres prostitutas olvidadas en medio de la pandemia, utilizó una foto de una mujer que, aunque está de espalda, es visiblemente negra. Sabemos que la prostitución se demoniza; igualmente, a aquellas a quienes se asocia con el trabajo sexual.
Aquí en Puerto Rico, el Departamento de Salud (DS) determinó educar a la ciudadanía con respecto a los hábitos saludables que se deben practicar para evitar contagiarse con la COVID-19. Además de la publicación en las redes sociales de un vídeo, añadieron imágenes en las que se demuestra cuán arraigado está el racismo antinegritud en el archipiélago. Es una mujer negra la que puede contagiar; es una mujer negra la que tiene que trabajar y no puede “quedarse en casa”. A todas luces, sendas imágenes representan discursos de superioridad blanca versus inferioridad negra.
Así, lo han denunciado innumerables personas y organizaciones antirracistas en las redes sociales. Para contrarrestar el mensaje del DS, el Colectivo Ilé publicó:
En cuanto a la xenofobia, no solo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se refiere al coronavirus como el “Chinese virus” (virus chino en español); también, con el uso de imágenes estereotipadas se culpabiliza a un grupo étnico –del este asiático- por la propagación del virus a nivel mundial. En esta nota educativa, El Nuevo Día escogió la imagen de una mujer con rasgos fenotípicos asiáticos, lo que, sin duda, contribuye a asociar la enfermedad con un grupo exclusivo de personas. Inclusive, vale la pena analizar la imagen desde la intersección de género y el vínculo que se hace entre las mujeres y el rol de estas en la confección de alimentos, pues una de las teorías es que este virus se originó en un mercado de alimentos en Wuhan, China.
Lo que es patológico es no darse cuenta de qué mensaje se promueve con el uso de estas representaciones de inequidad. Lo que es viral es la violencia sistemática que sobreviven cotidianamente las “minorías” que llevan la peor parte en esta emergencia de salud. Lo que es inaceptable es que se responsabilice a las personas –principalmente a las mujeres no blancas– por la pandemia y que la mayoría de los gobiernos no hayan podido manejar la crisis con eficacia y humanidad.