La actriz Ariana DeBose está nominada al premio Mejor Actriz de Reparto por su interpretación de Anita en la criticada West Side Story.
Si hay un evento que enciende el corazón de un amante del cine, es la ceremonia de los Premios Óscar. Este año no será la excepción con la 94ª edición de los Premios de la Academia de Cine. Aunque hemos podido ver un crecimiento en la diversidad de las historias —el mejor ejemplo siendo el año 2020, cuando Parasite, dirigida por Bong Joon-Ho, ganó los premios más prestigiosos de la noche– no hemos podido ver ese mismo reconocimiento para las historias de América Latina.
No sorprende que la Academia tenga un problema a la hora de reconocer justamente las historias que tienen que ver con las culturas sudamericanas y caribeñas.
Por ejemplo, miremos nuestro caso. Desde 2011, cualquier película presentada por Puerto Rico, que antes podía participar en la categoría de Mejor Película Extranjera, es descalificada debido a nuestro estatus colonial.
Recientemente, un cortometraje animado titulado Nuevo Rico, de Kristian Mercado, intentó desafiar esta limitación impuesta a los cineastas puertorriqueños. El corto, que aborda la mitología taína contra un paisaje distópico afrofuturista en un mundo de criptomonedas, recibió muchos elogios y ganó reconocimientos en múltiples festivales, pero no fue seleccionado como nominado para la categoría de Mejor Cortometraje de Animación.
Aunque la Academia continúa reconociendo el trabajo de otros países, la mayoría de estos se benefician de una perspectiva eurocéntrica. De vez en cuando, ciertos valores atípicos se escapan de esta dinámica y logran recordar al público que hay un mundo de películas más allá de lo que Hollywood produce. Afortunadamente, algunos de ellos son de origen latinoamericano. La mayoría, de México. Este año, sin embargo, uno de sus contendientes, Prayers for the Stolen, no fue seleccionado como nominado final para la ceremonia.
En cambio, sí aseguró una nominación a Mejor Película, Nightmare Alley, del admirable director mexicano Guillermo Del Toro. En su caso, si bien el proyecto neo-noir está magníficamente diseñado, continúa impulsando una narrativa llevada completamente por un elenco blanco.
Luego, está el aspecto de proyectos con latinos al frente, producidos y realizados por creativos blancos, específicamente Being the Ricardos y West Side Story. A West Side Story, que ha recibido múltiples críticas negativas por su mirada turística de la cultura puertorriqueña para el consumo blanco, no le está yendo tan bien como muchos esperaban. Comoquiera, Ariana DeBose, nominada por su papel de Anita a Mejor Actriz de Reparto, tiene un gran apoyo. También, es una de las primeras actrices abiertamente queer en ser nominada a los Oscar, junto con la nominada a Mejor Actriz, Kristen Stewart.
Toca hablar también del español Javier Bardem, nominado como Mejor Actor por su interpretación del ícono cubano Desi Arnaz en Being the Ricardos. Su participación contribuye a perpetuar la narrativa de que los de España y los de América Latina son intercambiables. Esto sucede constantemente con personas como Rosalía siendo nominada a los premios de música latinos y Penélope Cruz, también actriz española, que da vida a un personaje colombiano para The 355, de Netflix.
Ahora, el mismo Bardem ha pasado a considerarse parte de una minoría como persona española. Si bien el personaje de Desi Arnaz tiene sus orígenes en una clase alta y de mucha influencia en Cuba, su legado se destaca para muchos latinos como un escaparate de que pertenecemos a estos espacios. Que un español tome su lugar para representarlo ante una audiencia en una película escrita por un hombre blanco, es otro acto violento de blanqueo. También está el detalle adicional de que el equipo de la película oscureció discretamente la piel de Bardem para el papel.
A pesar de todas las omisiones, hay algunos buenos aspectos destacados de cara a esta nueva edición de la premiación. Bestia, un cortometraje sobre la dictadura chilena, figura entre los nominados. Poco convencional y discordante, es emocionante verlo entre la selección de candidatos al Oscar. Mezcla la naturaleza directa de nuestra prosa latinoamericana con el contexto político y, a menudo, métodos extraños para transmitir la historia.
También está la inclusión de la canción Dos Oruguitas, de la película Encanto, de Disney. Si bien la película ha sido elogiada por otros números musicales, como We Don’t Talk About Bruno, Dos Oruguitas está completamente en español. Si la canción ganara, sería la segunda canción en español en ganar el premio a la Mejor Canción Original después de “Al otro lado del río”, de Jorge Drexler para Diarios de Motocicleta, que ganó en 2005. Drexler no fue invitado a cantarla en el escenario durante la transmisión, y en vez, la entonaron a dúo Carlos Santana y Antonio Banderas.
Lento pero seguro, nuestras culturas y países están siendo incluidos, pero claramente queda un largo camino por recorrer. La industria del cine elogia y eleva las historias que se enfocan en una plataforma eurocéntrica y nacionalista. Los ojos siempre están en el horizonte, pero nunca hacia el sur, lo cual es una falta grave, considerando las diversas aportaciones de las narraciones sudamericanas y caribeñas.
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