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Tres mujeres en la judicatura: abriendo puertas para las que vienen detrás

La jueza presidenta del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Puerto Rico, Aida Delgado Colón, la jueza asociada del Tribunal Supremo de Estados Unidos Sonia SOtomayor y la jueza presidenta del Tribunal Supremo de Estados Unidos.

(Fotos: Ana María Abruña Reyes)

Una niña que se enfrenta a la vida en 2019 hereda un mundo con los problemas que crearon generaciones anteriores, pero, al mismo tiempo, tiene ante sí caminos que otras mujeres labraron para ella.

Hace poco más de 100 años, en 1917, Herminia Tormes García, nieta de esclava liberta, se convirtió en la primera mujer en obtener la admisión en Puerto Rico a la práctica de la abogacía, en un momento en el que las mujeres aún no tenían el derecho al voto ni de participar en ningún proceso electoral. Fue, en 1924, la primera mujer en ser admitida a postular ante la Corte de Apelaciones del Primer Circuito de Boston y, años más tarde, la primera jueza en Puerto Rico.

Tormes abrió puertas. Hoy, Puerto Rico cuenta con mujeres en todas las ramas de la judicatura. Además, hay una puertorriqueña, la primera, como jueza asociada del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Sonia Sotomayor.

Sotomayor coincidió con la jueza presidenta del Tribunal Supremo de Puerto Rico, Maite Oronoz Rodríguez, y con la jueza presidenta del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Puerto Rico, Aida Delgado Colón, en el foro Tres mujeres en la judicatura contra viento y marea, que se realizó el miércoles, 23 de enero en el Museo de Arte de Puerto Rico.

Las tres fueron las primeras alguna vez. Han abierto puertas por las que pasarán otras. Pero, esto es posible porque antes, otras abrieron puertas para ellas. Aún así, la categoría de “mujer”, entre otras, inevitablemente, las ha obligado a enfrentar el mundo con una piel mucho más dura.

Una vara diferente para las mujeres

Maite Oronoz Rodríguez, quien fue nombrada Maite Oronoz Rodríguez, jueza presidenta del Tribunal Supremo de Puerto Ricocomo jueza asociada del Tribunal Supremo de Puerto Rico en 2014, aseguró en el foro que muy poco le sorprendió de su llegada al máximo foro judicial. Ya tenía una carrera con experiencias en el servicio público y en la práctica privada, y había sido oficial jurídico del exjuez presidente Federico Hernández Denton, así que las dinámicas del Supremo no le eran desconocidas.

Sin embargo, de su proceso de confirmación, guarda un recuerdo agridulce, según compartió.

“Recuerdo, en esos días, una portada de un periódico que me describía en tres palabras: ‘mujer, joven, gay’. Y, la discusión pública se centró en esas tres etiquetas. Me pareció que había como un intento de ponerme en una caja. Era mujer, era joven y era gay y mi complejidad era abstracta o inexistente. Me sorprendió que la discusión, principalmente, no girara en torno a mis experiencias o falta de ellas, mis capacidades o aquellos que pensaban que no las tenía, y los méritos o lo que yo entendía que debía ser el proceso de nombramiento”, contó al público en el teatro Raúl Juliá del museo.

“Mi percepción es que mi nombramiento, y me atrevo a decir que el de la juez Rodríguez, porque lo hemos hablado anteriormente, fueron procesos sumamente rigurosos y me atrevo a decir que mucho más rigurosos y más fuertes que los procesos de los hombres que han ocupado estas plazas. Y, me pregunto si es porque somos mujeres, si la vara es más alta para nosotras. Si lo es, ¿por qué?”.

“Me parece que nosotras, como mujeres en posiciones de poder, tenemos que asegurarnos de que esas brechas y esos procesos no sean más rigurosos para nosotras por ser mujeres. Más que el trabajo como jueza asociada, me sorprendió el proceso de llegar al tribunal”.

Experiencia que nutre el ejercicio de la judicatura

Jueza asociada del Tribunal Supremo de Estados Unidos Sonia SotomayorLa jueza asociada del Supremo de Estados Unidos bromeó sobre su juventud en muchos de las trabajos que ha obtenido a lo largo de su carrera.

“Toda mi vida era la más joven en todo. En muchos casos, era la única (mujer). Llegué a ser nombrada a la Corte Suprema y me estaban llamando muy vieja. Es una enfermedad, la juventud, que se cura ella misma”, contó Sotomayor.

Pero, esa misma experiencia, ocupando posiciones de gran relevancia siendo muy joven -fiscal, abogada en la práctica privada, jueza de distrito y jueza de circuito- le permiten ahora reflexionar sobre la necesidad de contar con vivencias para ejercer el trabajo.

“Somos una mezcla de todo lo que hemos vivido. Es una de las razones por las que yo pienso que es un error, como sociedad, buscarnos jueces tan jóvenes porque la experiencia de la vida le da a los jueces más para entender los problemas que confronta. Creo que como sociedad debemos repensar, de buscar jueces con más sabiduría, con más años de experiencia porque en esa experiencia ganamos mucho conocimiento de la vida. Espero que con esa falta mía, todavía yo he aprendido mucho en la vida y estoy haciendo un trabajo que beneficia a la gente”, acotó.

Sotomayor, quien fue presentada por la decana de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, Vivian Neptune, también habló de lo difícil de resolver las controversias que llegan al Supremo estadounidense.

Llamado a abrir más puertas

Entonces, cuando en el foro, una madre les Foro Tres mujeres en la judicatura contra viento y mareapreguntó qué le dirían a una niña de 8 años, como su hija, que está creciendo en un mundo donde el rol de las mujeres evoluciona a pasos acelerados, las respuestas de cada una cargan con mensajes de perseverancia y trabajo arduo.

“Le tendría que inculcar lo mismo que a los padres: que lea, que estudie, que sueñe y que cuando esté jugando, si desea ganar, que procure ganar haciendo lo justo, lo correcto, sin hacer trampa. Pero más que a la niña de 8 años, yo preferiría hablarles a los padres para enfatizar en la educación, que es lo único que elimina barreras, que crea igualdad, que crea oportunidades, que le va a asegurar un futuro; que traten de eliminar los miedos, muchos que hay en la niñez, otros mayores que existen en la adolescencia, y que le enseñen a ser una persona segura de sí misma”, expuso la jueza Delgado.

Mientras, Oronoz Rodríguez celebró las posiciones alcanzadas, al tiempo que exhortó a no bajar la guardia.

“Históricamente, en Puerto Rico, en Estados Unidos y muchísimos países hemos adelantado derechos solo para ver retrocesos… No podemos pausar aquí, hay que seguir abriendo caminos para que esa niña siga teniendo más oportunidades”, señaló la jueza presidenta del Supremo de Puerto Rico.

“Te hemos dejado la puerta abierta. Ahora, tú la tienes que abrir para la generación que nos sigue. Tú nos tienes que decir a nosotros qué tenemos que cambiar para mejorar tu vida. No nos esperes a nosotros. Te estamos dejando un mundo bien malo con muchos problemas no hemos hecho el trabajo que esperábamos, te necesitamos a ti, a los 8 años, tener la visión, la energía, la pasión y el deseo de hacer un mundo mejor para toda la gente, hombres y mujeres. Yo, como madre, eso es lo que le dijera a mi niña, haga este mundo mejor para todos”, puntualizó Sotomayor.

El foro Tres mujeres en la judicatura contra viento y marea fue moderado por José A. Cabranes, juez del Tribunal de Apelaciones de los Estados Unidos para el Segundo Circuito, y coordinado por la Fundación del Tribunal Supremo de Puerto Rico, The Supreme Court Historical Society y The Foundation of The Federal Bar Association and its Fellows.

La juaza asociada del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Sonia Sotomayor, abraza a la decana de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, Vivian Neptune.

La decana de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, Vivian Neptune, recibe un abrazo de Sonia Sotomayor, la jueza asociada del Tribunal Supremo de Estados Unidos, luego que Neptune la presentara en el foro Tres mujeres en la judicatura contra viento y marea. (Ana María Abruña Reyes)

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