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Lizmarie Quintana: “Represento todas las minorías”

La intérprete confesó que no repite una línea machista en un libreto de algún segmento de comedia. (Ana María Abruña)

(Fotos y vídeo por Ana María Abruña Reyes)

Quien lee sus comentarios en las redes sociales pensaría que está representando a uno de sus personajes de comedia. Cuenta situaciones que parecen parte de un libreto. Es brava, y no se queda callada ante mensajes hirientes. Le sale al paso a quien sea con la primera palabra que se le ocurra. Alza su voz para debatir con líderes de la política sobre el aborto, el machismo y la falta de educación.

Sin embargo, la actriz Lizmarie Quintana Vializ reconoció que no siempre fue así. Atreverse a defender sus posturas formó parte de un proceso de conocerse, entenderse y de intentar comprender el mundo porque, si su mente se traslada a su niñez y adolescencia, aparece una persona tímida.

“Mi mamá (Lissette Vializ) no me dejaba salir mucho, y era bien tímida. Nadie me cree. Era supertímida. Me metía entre las piernas de mi mamá. Ahora, se me ha quitado un poco, pero cuando niña ni hablaba. Jugué con Barbie hasta mis 15 años”, recordó la intérprete, quien nació y se crio en Canóvanas, en compañía de su padrastro Reynaldo Torres y su hermano Reynaldo Torres.

De esos días, la artista destacó la unidad de su familia. Dijo con una sonrisa lo mucho que disfrutaba conversar hasta la madrugada en el balcón o en la marquesina, y lo bien que la pasaba con sus primos. En ese grupo de familiares no había nadie inclinado por la actuación. Ese interés despertó cuando se sentaba frente a la pantalla de la televisión para ver a la fenecida comediante Awilda Carbia.

Por sus expresiones, pareciera que, en ese momento, comenzó la magia de visualizarse en un espacio televisivo y en un escenario. “Amaba a Awilda Carbia. Cuando único me dejaban acostarme después de las 8:00 de la noche, era porque ella iba a estar en un programa. Tenía que verlo porque si no, iba a llorar. Me decía: ‘Quiero hacer eso’. Mi tía me llevó al teatro y quedé fascinada. Mi mamá me apuntó en JC Club Drama Studio de Juan Carlos Morales, y ahí empecé a soltar la timidez”, rememoró sobre esa experiencia que la llevó hasta México para tomar un curso de actuación, esencial para ingresar a la Universidad de Puerto Rico, en Carolina, y, luego, en Río Piedras para estudiar drama.

No terminó sus estudios universitarios porque optó por aceptar las ofertas de trabajo que la prepararon en esta ruta de 18 años de carrera. Su talento se sumó a producciones como El gran Bejuco, Sálvese quien pueda, TV ilegal y Noche ilegal. Hoy, es una de las figuras del espacio vespertino Día a día y del programa nocturno Raymond y sus amigos, ambos de Telemundo. A la par, se desempeña en el teatro.

Con su soltura frente a las cámaras y en las tablas, llegó la decisión de defender sus puntos de vista. Su plataforma favorita es la red social Facebook, pero si tiene que debatir cara a cara, la timidez no la traiciona. “Desde los 25 años, estoy rebelde. Al tener tanta información, hablar con distintas personas, me di cuenta cómo son las cosas. ¿Por qué me voy a quedar callada si algo no me gusta? Veía que tenía otras opiniones. Creo que todo ser humano tiene que ser así. Lo que no te gusta, dilo, y lo que te gusta, también. Nos va consumir el no decir las cosas. Aprendí a decirlo todo. Me van a odiar igual. Diga o no lo diga, siempre alguien te va a criticar”, comentó sentada muy cómoda en un banco en una plaza en el Viejo San Juan, su vecindario.

¿No te afectan los comentarios de la gente?

–Sí, al principio. Era como wao. De verdad, que la gente se atreve a sentarse en una computadora o teléfono a insultar a una persona simplemente porque no le gusta su opinión. Digo, carajo, si a mí no me gusta algo, sigo. No tengo por qué meterme en el perfil. Sería incapaz de insultar a alguien. Había cosas que me dolían, pero eso va a seguir pasando. Vivimos en un país que, aunque no quieran aceptarlo, hay demasiada gente conservadora. Es como si nadie dijera un coño y un carajo. Entonces, dices por qué hay tantos asesinatos y abusos, y le añado una palabra mala, y soy la más cafre, pero no están viendo qué estoy diciendo.

¿Cuál ha sido el comentario más doloroso?

–Siempre me sacude el que me ataquen por mi orientación sexual. Que digan todas las palabras que te dicen, y que utilicen la Biblia, esas cosas me prenden. Me dolía al principio. Pero dije que la gente se quede con sus rollos. Estoy bien, y creo en lo que creo. Aprendí a no contestar más porque me di cuenta que es como un entretenimiento de la gente. Hay perfiles falsos y mucha gente mayor, que no los culpo porque fueron criados de otra manera, son de otra época. Lo que no entiendo es cómo se atreven a insultar. Me dolía mucho por mi mamá y familiares.

Lizmarie Quintana Vializ reconoció que, además, como representante de otras minorías ha tenido que batallar con los comentarios de la gente e incluso ha advertido que no repetirá una línea machista de la creación de algún libretista en un segmento de comedia.

“Yo represento todas las minorías: negra, lesbiana y mujer. Creo que hace falta abrir la boca y hablar porque este país es machista, el ambiente donde trabajo es machista. Ves las noticias y dices: ‘Qué carajo es lo que está pasando’. Nos matan todos los días. Entonces, dicen que la culpa es de Bad Bunny. Puedo entender que la música sea explícita porque también crecí con esas canciones, pero no soy una asesina, no me meto drogas… Tú tienes que irte a la educación. Entonces, quieren implementar la perspectiva de género, y todo el mundo pone el grito en el cielo. Pero nos matan todos los días y no pasa nada”, señaló quien considera que su forma de pensar le permitió conectar con miles de seguidores.

La comediante admitió que ha tenido que luchar contra el machismo en la industria del entretenimiento. “Siempre nos toca ser el culo que entra, que si ponte las tetas así, que se te vean. Es el puro machismo, y que me perdonen mis compañeros, pero se ve hasta en la forma de escribir”, dijo.

¿Cómo has lidiado con esas situaciones?

–Fácil, dices que no vas a decir eso. Pero eso lo entendí después, porque no te niego que hice del culo que entraba. Claro que perreé, que salí en videos de reguetón, pero uno madura y se educa. Hay cosas que de momento ves en el libreto y digo que no voy a decir eso. Sí, lo he hecho. No voy a decirlo porque soy mujer y va en contra de lo que creo.

Comentó que, ante su reacción por una línea machista, algunos compañeros despachan la situación con que se trata de un personaje, pero ella les hace saber que desde la comedia también se educa a la gente, y se mantiene firme en su posición. Dijo que a veces entienden y en otras ocasiones no tienen opción ante su decisión.

¿Qué te quita el sueño?

–El machismo. Cada vez que sale una noticia de que mataron a una mujer. Estamos viviendo una época en que todos los días matan a una mujer en este país.

Me molesta ese machismo en el que el hombre no pueda entender que la mujer no es su propiedad. Que si yo digo que no, es no; que si yo digo que ya no te amo, es que no te amo… No hay educación porque la educación aquí es una mierda. No quieren la perspectiva de género, que se trata de eso mismo. Va a seguir pasando, y eso me aterra. Yo siempre he querido ser madre, pero aterra traer a un bebé a este mundo.

También, mencionó que le preocupa que “el efecto Trump” limite o revierta derechos de las minorías, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, que tiene en agenda con su compañera, la directora Emineh de Lourdes.

El proyecto del Senado 950, de la autoría de la legisladora penepé Nayda Venegas, que propone más regulaciones al aborto también le indigna, como sustentó a través de una llamada telefónica en el programa Día a día. “El Estado me obligó a parirlo, pero ¿qué vas a hacer con el bebé que te voy a entregar? ¿Vamos a seguir atestando el Departamento de la Familia?”, recordó sobre la conversación con la senadora, cuyo proyecto no fue atendido en la pasada sesión ordinaria.

“No están viendo ni tan siquiera el impacto social y económico. Lo están viendo desde su creencia de que la mujer está aquí para parir. No. En mi cuerpo, mando yo, y la mujer decide. El hombre que se lo pique para que no preñe, porque todo es la mujer. Es la que se tiene que aguantar, que si no abras las piernas, toma pastilla, y el hombre qué… Además, me parece muy cruel que la mujer vaya decidida de que quiere terminar su embarazo y tenga que pasar por un proceso de escuchar los latidos”, reaccionó quien no entiende cómo una mujer “trabaja en contra de nosotras”.

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