“Juana Colón en la tribuna política o sindical era una líder sin dobleces. Era una mujer de palabras y acción”.
-Testimonio de William Fred-Santiago, contemporáneo
¿Sabías que Puerto Rico tiene su “Juana de Arco”?
Lo triste es que conocemos de ella por lo que otras personas escribieron; no por ella misma. A pesar de vivir una larga vida, conocemos su cara por una sola foto de identificación.
Y es que nuestra Juana era analfabeta y, además, luchó en una sociedad que invisibiliza a sus figuras históricas negras, mujeres y empobrecidas.
Aunque no contamos con palabras suyas, razón por la que este escrito usará frases sobre ella, la fuerza de su legado ha perdurado al punto de sobrevivir esta sentencia de olvido.
Cada marzo, el mundo entero conmemora las luchas de mujeres y trabajadoras, y, desde Puerto Rico, honraremos a una líder de ambas: Juana Colón, cuyo natalicio también se conmemora este mes.
“Piedra en mano contra la American Tobacco y sus alicates españolitos del Comerío de entonces”.
-Wilson Torres Rosario, p. 60
Juana nació el 27 de marzo de 1886 en el barrio Río Hondo de Comerío. La esclavitud se había abolido hace escasamente 13 años y su niñez transcurrió entre los vestigios de este cruel sistema.
Sus padres habían trabajado esclavizado en la hacienda cafetalera de Julián Colón Rivera, donde la niña Juana creció bajo el nuevo sistema considerado “semiesclavo”. De hecho, el apellido “Colón” del hacendado fue provisto para toda su familia. Allí, no recibió educación formal, por lo que no aprendió a leer ni escribir.
Lo próximo que conocemos de la joven es mediante censos del pueblo de Comerío. De los datos que proveyó, se desprende que se casó, tuvo seis hijos y se identificaba como mulata.
Bajo profesión, colocó “lavandera” y “planchadora”. Esto pasará a ser importante en su conciencia de clase para la eventual lucha que librará, ya que trabajó por su cuenta para personas adineradas y su espacio de trabajo era el río.
Otro dato biográfico que será importante en su lucha es la razón de su eventual divorcio. Según testimonios, Juana respondió al primer golpe que su esposo le intentó propinar y se separó, convirtiéndose en madre soltera de seis crías. Este suceso denota que nuestra heroína no identificó como natural la violencia de género, aún en la sociedad de principios del siglo XX.
“A Juana Colón se asegura que (el policía) Carmona le hizo varios disparos de los que pudo salvarse, pues parece que la consigna era causar el mayor daño entre las mujeres huelguistas”.
-Periódico Unión Obrera, 25 de abril de 1919
El nuevo sistema político, bajo Estados Unidos, trajo un auge en la industria del tabaco, especialmente en pueblos rurales. Las mujeres de clase pobre comenzaron a asumir trabajo no-doméstico en estas fábricas, especialmente como despalilladoras.
En 1906, la Puerto Rico Leaf Tobacco Company llegó a Comerío y, como era costumbre, no ofrecía sueldos ni condiciones dignas de trabajo. Para estas empresas, la mayor atracción era la mano de obra puertorriqueña barata de mujeres, hombres y niños empobrecidos.
En 1919, estalló la primera huelga donde Juana participó y fue proclamada líder por las obreras de la fábrica, a pesar de no trabajar allí. Ella era miembro del Partido Socialista, sin posición en su estructura. Esto presume un conocimiento entre las trabajadoras sobre sus capacidades.
El punto neurálgico de esta huelga llegó cuando la Policía disparó contra obreras que impedían la entrada al edificio si no había negociación. Juana recibió varios balazos y apareció primera en la policiaca. Su fianza fue la más alta, lo que aparenta confirmar su posición como líder.
Al final de los disturbios, se lograron aumentos salariales para los y las trabajadoras de esa planta. Esta victoria no beneficiaba a Juana individualmente y aun así luchó.
Juana fue arrestada varias veces por “incitar motines” y “quemar”. Por esta similitud y su entrega, en Comerío se le comparó con la Juana de Arco francesa.
“Qué revolú, qué alboroto, porque este año Juana Colón no tiene voto”.
–Estribillo comerieño
La próxima gran lucha de Juana llegó para conseguir el derecho al voto de las mujeres.
En 1929, se logró el sufragio, pero solo para quienes leían y escribían, lo que excluyó a más de 250,000 mujeres analfabetas. Este era un asunto racial y de clase, tanto ante un sistema patriarcal como un feminismo excluyente de la mayoría empobrecida.
La historia oral nos cuenta que Juana hizo discursos sobre la necesidad del voto universal desde la tribuna del Partido Socialista. En las calles de Comerío, se recitaba el estribillo arriba mencionado, lo que demuestra la efectividad del activismo de Juana.
Y es que sus discursos resonaban ante la multitud obrera a la que se dirigían. Aunque sus palabras no eran refinadas, sabía transmitir el sentimiento y conocimiento de la experiencia mayoritaria del Puerto Rico rural.
En 1936, se logra el voto universal para todas las mujeres, independientemente de su nivel educativo.
Juana, gracias a mujeres como tú, ¡ahora tenemos voto!
La última lucha que se le conoce a Juana Colón fue por el transporte de los estudiantes de su pueblo, Comerío. Por tal razón, la escuela del pueblo lleva su nombre. También, lo lleva la organización feminista Casa Juana Colón para mujeres de la montaña.
Juana logró una existencia amplia, la que dedicó al trabajo como curandera y comadrona de barrio. Falleció, en su vejez, a los 81 años. Para su concurrido entierro, quiso que su féretro fuera cargado por mujeres obreras.
En año eleccionario, la lucha de mujeres como Juana nos recuerda el sacrificio que logró el voto para todas nosotras. También, nos hace evocar la vida digna que nos seguimos mereciendo, por la que luchó ella y muchas mujeres más que conmemoramos el 8M.
Por nuestro derecho a vivir y votar, conoce y nómbrala: ¡Juana Colón!
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Referencia:
Historias de mujeres puertorriqueñas negras, Rosario Méndez Panedas, 2020, Editorial EDP.