A mi madre, quien me enseñó que estar loca está bien.
Hace apenas unos días, me escribió una amiga para contarme que, luego de muchos años de padecer depresión, ansiedad y ataques de pánico, había decidido buscar ayuda profesional. La felicité por tomar esa decisión y, a la vez, me hizo reflexionar sobre por qué aún algunas personas mantienen en el clóset su condición mental. No pretendo que la gente vaya por la calle con un letrero en el pecho que lea “Soy bipolar” o “Tengo ansiedad”; pero sí me gustaría que al menos tomaran la decisión de buscar ayuda.