(Fotos y vídeo por Ana María Abruña Reyes)
Por lo general, a los 17 o 18 años de edad, se toman decisiones que cambian el rumbo de la vida. Llegan preguntas similares a ¿qué quiero estudiar? ¿Cómo me visualizo?
Sin embargo, ese momento de imaginarse, en el futuro, llegó a los 13 años para la atleta Yarimar Mercado Martínez. Durante ese corto tiempo de existencia, decidió mudarse a la Escuela de la Comunidad Especializada en Deportes Eugenio Guerra Cruz en el Albergue Olímpico, en Salinas, donde se desarrolló como tiradora de rifle.
La deportista, natural de Yauco, había practicado el taekwondo y el atletismo, pero optó por aprender el deporte del tiro al blanco. La determinación de seleccionar el tiro no tiene otra explicación que curiosidad por una disciplina poco común. Además, dijo, suele relacionarse con el género masculino.
“Mucha gente dice: ‘Tú tan pequeña y nena con un rifle. La gente tiene una visión que si eres de tiro eres un hombre, grande, fuerte, y me ven todo lo contrario y también choca e impresiona. Y eso está cool porque hago la diferencia”, explicó.
A este deporte del tiro, confesó, le debe su amor por la bandera y el himno de Puerto Rico. Para ella, es difícil verbalizar cómo se siente cuando representa a su país en eventos deportivos internacionales. Además, mencionó que esta práctica la invitó a reflexionar sobre el uso incorrecto de las armas en la isla, acechada por la criminalidad.
“Al principio, se me hacia difícil porque uno está acostumbrado a los deportes en los que uno está en movimiento todo el tiempo, activo, con adrenalina. Aquí, es todo lo contrario, no te puedes mover, no puedes respirar, tienes que controlar el corazón, tienes que controlar todo, y pues era bastante chocante”, recordó sobre cuando empezó a familiarizarse con el tiro con rifle en la escuela residencial, en la que todavía se queda a dormir para entrenar para los próximos Juegos Panamericanos que se celebrarán del 26 de julio al 11 de agosto en Lima, Perú.
En ese entonces, el aprendizaje vino acompañado de
renunciar a vivencias propias de una joven de octavo grado, además de que no podía contar con su familia a diario. Dijo que, muchas veces, antepuso sus entrenamiento a eventos familiares y días festivos. En esa época, sus días empezaban a las 5:00 de la mañana, continuaba con sus clases y regresaba a la cancha de tiro para practicar en la noche, en la que también realizaba sus asignaciones escolares.
“Era mucho entrenamiento, más estudios. Eso me hizo crecer mucho y valorar. Fue duro. Muchas veces, lloraba y quería quitarme. Quería una vida normal como la de mis amigos que estaban en la escuela y jugaban. Decía: ‘No puedo hacer nada, estoy aquí encerrada’. Fue duro, pero eso me ayudó a ser más fuerte, a sobresalir y tener la meta clara de hacia dónde quería llegar”, mencionó quien se describe como una persona que “termina lo que empieza”, y recargaba las energías cada vez que en su mente retumbaba la voz de su madre con la frase “lo que siembras hoy, lo cosecharás mañana”.
Y así ha sido porque destacó que su disciplina le permitió hacer buenas marcas, y, con un año de entrenamiento, clasificó para los Juegos Centroamericanos en Mayagüez en el 2010. Además de otros triunfos, carga con una medalla de bronce que ganó en los Juegos Panamericanos en Toronto en el 2015, y compitió en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en el 2016. A principios de este mes, ganó una medalla de plata en rifle de aire 10 metros en el Campeonato Iberoamericano de Tiro en Santiago de Chile. Sus próximas metas serán los Juegos Panamericanos de Lima, ahora en julio, y poder participar de los Juegos Olímpicos de Tokio en el 2020.
Yarimar indicó que es consciente de que, aunque usa el rifle como parte de su disciplina, las armas tienen una carga negativa por el uso incorrecto por parte de algunas personas.
“El problema es que vivimos en una sociedad donde piensan que las armas es el problema y, en realidad, no. Esa arma no se va a disparar si no le das. No se va a disparar sola. El problema es la persona que está detrás del arma. Hay que educar y concientizar a las personas porque dicen que los rifles y armas son malas, pero no, no hacen nada, es uno. Yo no mato ni un mosquito. Soy súper animal lover. No estoy de acuerdo con la cacería”, reaccionó la radióloga y reciente estudiante de sonografía.
Añadió que una de sus preocupaciones con el asunto del uso de las armas para actos criminales es que llegue el momento en que se normalice la violencia en la sociedad. Le inquieta que un día las personas no se conmuevan con la noticia de un asesinato y pasen a la otra página de un periódico o no den importancia a los titulares de los medios audiovisuales, y lo vean como un suceso más.
“Lo que más me preocupa es que llegue un momento en que se normalice este tipo de comportamiento. Me hace sentir bien que todavía hay gente que está en contra de eso”, dijo al aplaudir también las generaciones de mujeres que se expresan en contra de la violencia de género.
“Quiero que no se normalicen estas situaciones. También, mi proyecto va a ser la normalización del tiro como deporte y no como un acto de crimen”, añadió al agregar que defiende su disciplina con frecuencia, pues tiene que lidiar con cuestionamientos de quienes se muestran incrédulos por su pasión por este deporte.
“Es triste ver cómo las personas no están bien mentalmente, porque para hacer eso, un acto así, es que la cabeza no está bien. Considero que la educación y los valores que te inculquen desde pequeño son superimportantes. Hay que trabajar con eso desde que estamos en nuestros hogares para que no vean el arma como el problema, porque es la persona”, reiteró.
(Mural del artista Alejandro Rodríguez Ortiz en Yauco. Esta iniciativa estuvo a cargo del proyecto de arte urbano Yaucromatic)
De cara a los Juegos Panamericanos
La atleta, de 24 años, entrena dos veces al día para perfeccionar sus destrezas. Yarimar compite en dos modalidades, con rifle de aire a una distancia de 10 metros y con rifle calibre 22 a 50 metros de distancia en tres posiciones.
¿Cuál es el mayor reto que enfrentas como tiradora?
—Entrenar sola. Tengo que ver en qué estoy fallando, pues no tengo un entrenador. La motivación tengo que ser yo misma y, a veces, uno no encuentra de dónde sacar esa motivación.
Para los Juegos Olímpicos en Brasil, contó con una entrenadora estadounidense, por lo que antes de los juegos en Lima, esperaba contar con el respaldo de un profesional.
Minutos antes de la entrevista, una persona te dijo: “Quiero la de oro”. ¿Qué presión crea este tipo de comentario?
—Las personas se enfocan demasiado en la medalla y sí es importante, pero no lo es todo, porque en el tiro puedes quedar segundo y eso no te hace mejor tirador que el que quedó sexto.
Por tanto, dijo que está enfocada en superarse a sí misma, en términos de marcas, y trata de no desconcentrarse ante los comentarios de la gente cuando no logra traer un galardón para Puerto Rico.
“Ganaste y te alaban, pero pierdes, tirando mejor puntuación que cuando ganaste, y te echan para un lado. Eso no está bien, porque hay días buenos y días malos. Si no tienes medalla, no es el mismo apoyo, no es el mismo aplauso, y son cosas que como atleta frustran y duelen porque uno siempre da lo mejor de uno…”, mencionó quien trabaja para sentirse satisfecha con su trabajo gane o pierda.
En torno al respaldo que reciben los atletas del país, dijo que en el transcurso de su carrera como deportista ha sentido apoyo, aunque reconoció que compañeras y compañeros que están empezando a despuntar no reciben la misma ayuda en comparación con quienes ya se han probado en alguna disciplina.
“Podrían enfocarse más en los atletas que están subiendo, porque, a veces, a los que tienen mucho les dan más. Los que están top les siguen dando, pero deberían enfocarse en los que están abajo y quieren llegar arriba”, reaccionó quien formó parte el grupo de atletas becados por el expelotero Carlos Delgado en ruta a los Juegos Panamericanos.