Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes
En noviembre, mes en el que conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, me permito, reconociendo los privilegios de los cuales gozo por ser una mujer cisgénero blanca, y sin pretensión alguna de sustituir ni invisibilizar las voces de las mujeres trans, llamar la atención sobre la violencia que implica el feminismo TERF. Lo hago desde, como expresa Mariame Kaba, la esperanza radical de que solo el cuidado mutuo desde el amor puede salvarnos. En honor a todas esas mujeres a quienes día a día se les niega su humanidad, debe quedar claro que la violencia contra las mujeres trans, es violencia contra las mujeres y debe erradicarse.