(Fotografías de Welmo Romero)
El evento Junte Nacional de Mujerxs marcó el sábado el cierre de la serie Calderos de Ideas de la organización sin fines de lucro Colectivo Ilé, que trabaja contra el racismo y el sexismo, y a favor de la descolonización. Pero, a su vez, representó el inicio de planes de acción para proyectos comunitarios.
La iniciativa de los Calderos de Ideas surgió de la necesidad de un encuentro de desahogo y sanación tras el huracán María, que pasó por la isla en septiembre de 2017.
Sin embargo, después de que las personas soltaban ese dolor que les encogía el corazón, las participantes comenzaron a imaginarse un país distinto al que enfrentaban en esos días postemporal.
Desde el primer encuentro, en febrero de 2018, en Aguadilla, las asistentes empezaron a unir ideas y a analizar qué podían hacer desde su esquina, desde su hogar, desde su pueblo.
Entonces, ese caldero simbólico comenzó a llenarse de esperanza, unión, presencia, fuerza, resistencia, empoderamiento y revolución, como estableció un grupo de mujeres en un vídeo que se proyectó en la actividad que se llevó a cabo en la Casa Dominicana en Santurce.
“Aparte del proceso de sanación, que es la primera parte, surgió la segunda parte para trabajar y visionar a Puerto Rico. Ese asunto de verte vulnerable dio paso a que pudiéramos ver qué queremos hacer con nuestra comunidad. Se preguntaban qué podemos cambiar. Muchas, incluso, dijeron que este espacio les dio alas para hacer cualquier cosa”, expresó una de las integrantes del Colectivo Ilé, Kimberly Figueroa Calderón.
“Esa catarsis y ese colectivo te ayuda a que te reafirmes. En esos calderos se daban cuenta de que, aunque no se conocían, no estaban solas”, agregó al resaltar que se realizaron 13 Calderos de Ideas, en Aguadilla, Guayama, Yabucoa, Vieques, Loíza, Aibonito, Mayagüez, San Juan y otros pueblos.
Figueroa Calderón mencionó que para las integrantes de Colectivo Ilé y su directora, María I. Reinat Pumarejo, era esencial hablar con las mujeres, a quienes se les había puesto un techo, pero por dentro estaban deshechas.
“Nos dijimos: ‘Vamos a ver cómo las mujeres quieren ver a Puerto Rico después de esta destrucción en estos semilleros de esperanza, como los vimos al principio’. Queríamos poner la semilla para que creciera algo”, comentó.
Destacó que, después del llanto y el abrazo solidario, aparecieron inquietudes como la falta de servicios médicos, la pérdida de empleos, la inseguridad en las calles, la acumulación de basura, el cierre de escuelas y el uso de químicos y pesticidas en sus comunidades. Pero también aparecieron el apoyo y el sentido de comunidad.
Precisamente, en el evento Junte Nacional de Mujerxs, se apreciaron esas redes de apoyo y colaboración que se gestaron en esos encuentros de diálogo, reflexión y análisis.
El encuentro sirvió para escuchar a las voces de mujeres de distintas edades e identificar sueños comunes a través de dinámicas y trabajos. También, para algunas se trató de un espacio para reencontrarse con sus ancestros como sucedió en un ejercicio de meditación, en el que la directora del colectivo invitó a las participantes a visualizar a seres queridos y, por consiguiente, trasladó a las mujeres a momentos alegres y tristes, a juzgar por las sonrisas y las lágrimas en los rostros.
Después de esta descarga de emociones, las participantes validaron la información recopilada en los calderos. Votaron por los asuntos a los que se les debe dar prioridad. El resultado fue el siguiente: rescate de espacios abandonados para la educación y la recreación, ocupación de espacios en las comunidades y rescate de estructuras y terrenos para el bien social, soberanía alimentaria, compartir conocimientos ancestrales de curación y salud, agricultura urbana, trabajo integrado entre ancianos y jóvenes, y vínculo con la diáspora.
Tras establecer los resultados, representantes de la comunidad transgénero instaron a que no “se olviden de nosotras”, pues ninguno de los asuntos incluían sus inquietudes y necesidades.
“Definitivamente, esta es una plataforma para comunicar lo que siento y las preocupaciones de mi comunidad, de pasar el micrófono a personas que no se escuchan. Me gusta señalar que es importante educar sobre identidad. Hay que educar a la gente para que sepa que hay diversidad”, expresó María José, quien contó con el respaldo de Marielle. Ambas recibieron el apoyo y el abrazo de algunas de las participantes.
Por su parte, Janette Vélez, de Yabucoa, indicó que ser parte de estos encuentros se siente con la fuerza para transformar su comunidad.
“Aquí, he encontrado solidaridad y una red de apoyo de diferentes grupos. Tengo muchos planes como rescatar una escuela como centro comunitario”, comentó.
El Colectivo Ilé iniciará una nueva fase al comprometerse con varios proyectos comunitarios mediante una ayuda económica.
“Con la ayuda del María Fund y de donantes individuales, vamos a dar unas subvenciones a unos proyectos semillas, que salgan de aquí, como cierre de los calderos. Se trata de juntar cabezas, visiones y asignar responsabilidades. No vamos a sacarlo todo hoy, pero ver qué queremos y qué estrategias podemos desarrollar”, explicó Figueroa Calderón sobre el próximo paso de la organización.
Estableció que los proyectos deben ser descolonizadores, colectivos y sostenibles en las áreas de salud, vivienda, educación, agrícola y otras.