Arte por Tania González
Hace unas semanas, conversando con dos familias que tenían une hije cada una, surgió el análisis de lo difícil que es tener dos hijes o más. Los clásicos puntos de racionalización: que solo uno en la pareja trabajaba y ahora, con dos personas trabajando, es imposible criar.
Mi primera observación fue que precisamente era ya un trabajo estar en la casa cuidando y criando. Descartar el trabajo doméstico, familiar o comunitario ante el altar del capital y la supremacía del trabajo remunerado es un retroceso para las mujeres, pero apunta particularmente a invisibilizar aún más el rol céntrico del trabajo histórico no remunerado, así como el impacto del cambio climático y el trabajo de conservación ambiental en la calidad de vida de las mujeres, quienes frecuentemente se ven obligadas a asumirlo.