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Atletas trans y la transfobia en contra de su inclusión en los deportes

Mujeres trans en el deporte

La atleta trans Lia Thomas estuvo más de un año en tratamiento hormonal antes de poder competir en el campeonato nacional de la división I de la Asociación Nacional de Atletas Colegiados (NCAA, en inglés). De esta manera, cuando ganó en el evento de nado de 500 metros libre el pasado jueves, ya había cumplido con los requerimientos de la agencia reguladora de este deporte. El tiempo final que hizo Thomas en la competencia fue menos de dos quintos de segundo más rápido que el tiempo que hizo la campeona del año pasado.

El hecho de que Thomas haya ganado ha generado un debate entre personas que desconocen cuáles son los procesos que tienen que pasar las atletas trans para competir en las categorías de mujeres, y han compartido argumentos en contra de su participación bajo la impresión de que “protegen” a las mujeres cis, y que abogan por competencias “justas”. 

Pero, realmente, ¿tienen ventaja física las mujeres trans cuando compiten deportivamente contra mujeres cis?

Los tratamientos hormonales conllevan cambios físicos que tienen efectos en el rendimiento deportivo

Aunque el tratamiento hormonal no es necesario para validar o ser una persona trans, para algunes, sí es parte de su transición. Este tratamiento no solo cambia la apariencia física de una persona, sino que también su densidad ósea, distribución de peso y fuerza muscular, y, si empiezan temprano en su vida, hasta su estatura.

El efecto de estos cambios en personas atletas puede variar por factores genéticos y por la edad en la que empiezan. Múltiples estudios han concluido que, con un tiempo suficiente en tratamiento hormonal –entre uno y dos años, dependiendo del deporte–, las mujeres trans no tienen una ventaja explícita sobre las mujeres cis, por lo que no se les debería limitar su participación. Incluso, la participación de mujeres trans no hace daño al desempeño de mujeres cis.

Por estudios como estos, varios comités deportivos, incluyendo el Comité Olímpico Internacional desde el 2004, permiten a mujeres trans competir en deportes junto con mujeres cis, luego de satisfacer ciertos criterios. Estos pueden variar por deporte y por comité debido a que los efectos hormonales y sus cambios en el desempeño de una persona trans pueden variar según los requisitos físicos del deporte. Las restricciones existentes no son perfectas y todavía se pueden hacer más estudios para tener claro cómo se pueden afinar los requisitos necesarios para las mujeres trans participar y tener competencias justas. Comoquiera, se mantiene la pregunta, ¿serán estas, de cualquier forma, restricciones necesarias?

Los criterios de exclusión y el racismo han estado íntimamente relacionados

Los criterios para excluir a mujeres de participar en deportes han tenido, muchas veces, sus raíces en nociones racistas, con los que se ha argumentado que algunas no son “lo suficientemente mujeres” para competir. 

Al establecer criterios más estrictos para las mujeres trans, muchas mujeres cis se verán afectadas. Y es que, debido a la diversidad humana, hay mujeres cis que pueden tener condiciones que les hacen producir más testosterona que otras mujeres cis. Caster Semenya es solo un ejemplo. Nació y se identificó toda su vida como mujer, pero fue descalificada para competir en su deporte de atletismo por sus altos niveles de testosterona

Entonces, me pregunto, ¿debería una mujer cis también tener que pasar por un proceso quirúrgico para poder dar competencia “justa” a las demás mujeres? ¿Y en qué categoría competirán personas intersex, no binaries y personas trans que no desean pasar por tratamientos hormonales?

Para llegar a la equidad atlética, podría ser útil ver los deportes sin género y que, simplemente, se tomen en cuenta las diversidades entre personas. En las competencias paralímpicas, en la que personas con diversidad funcional compiten, este dilema se ha resuelto con la creación de diversas categorías que toman en cuenta todas las diferencias humanas posible y agrupan a les atletas según características comunes. Pero, ¿cómo resolver el supuesto problema que plantean algunas personas de que las mujeres trans ya están “dominando” los deportes femeninos? 

Percepciones erróneas sobre el desempeño atlético

Debido a cómo las noticias llegan a ser reportadas y difundidas, muchas veces, las personas no saben de la gran cantidad de personas trans que ya compiten en deportes con su género escogido y, simplemente, no ganan. Son atletas promedio. Noticias como las de la atleta Lia Thomas ganando dominan las redes y noticias de atletas trans compitiendo y no ganando son raramente reportadas o difundidas. 

La poca difusión y el pobre interés de los medios en normalizar la participación deportiva de las mujeres trans genera un clima de falsa tolerancia que se quiebra solo cuando una de ellas gana. Pero, como cualquier atleta en cualquier deporte, une siempre va a hacer su mayor esfuerzo y a entrenar para ganar. Con suficientes mujeres trans compitiendo en deportes, era de esperarse que, eventualmente, algunas ganaran. Pero, al solo ver noticias de ganadoras y no perdedoras, asumimos que dominan el deporte y que discriminan contra las mujeres cis, ignorando que atletas como Lia Thomas, muchas veces, tienen el respaldo de sus contrincantes cis y no se sienten desplazadas. Pero, entonces ¿qué hacer sobre las mujeres atletas cis que sí argumentan que existe una ventaja para las mujeres trans?

Las razones por las que hay personas que se oponen a la inclusión 

Terry Miller y Andraya Yearwood son dos mujeres trans negras que compitieron a nivel nacional de Estados Unidos en carreras de pista y campo representando a su escuela. Debido a ellas haber ganado algunas de estas carreras, varias mujeres cis demandaron a la Asociación de Escuelas del estado de Connecticut sobre su política de inclusión trans y  argumentaton que no solo perdieron debido a ellas competir, sino que también perdieron acceso a becas deportivas que pudieron haber obtenido.

Esta demanda fue derrotada recientemente, pero ilustra un argumento común de grupos conservadores y antiderechos de las personas lgbtq al tratar de implementar legislaciones en más de 20 estados para limitar la participación de atletas trans en deportes

En vez de enfocarse en que mujeres (cis y trans) puedan obtener igual cantidad de fondos, cobertura y pago para los deportes que los hombres, o asegurar que la educación sea más accesible para que las becas deportivas no sean tan necesarias para atletas, ¿prefieren entonces que hombres trans compitan contra mujeres y tengan una clara ventaja contra ellas? Legisladores prefieren crear una polémica donde no existe problema para marginalizar aun más a les atletas trans, incluyendo aquí en Puerto Rico

Lee aquí: Comunidad LGBTTQIA+ está alerta a las medidas legislativas discriminatorias

Muchas de estas personas en contra de la comunidad trans difunden desinformación y mentiras para fomentar la idea no sustentada por evidencia científica de que las mujeres trans tienen una ventaja inigualable a la que mujeres cis podrían tener. Esto lleva también a casos de transmisogonia, que afectan a mujeres cis, cuando personas transfóbicas asumen que la razón por la que una mujer tiene ventaja en su habilidad deportiva es porque es secretamente trans, sin importar que realmente sea una mujer cis.

Aunque muchas personas piensen que limitar el acceso a deportes a personas trans no afecta su vida y derechos, las restricciones son un primer paso para fortalecer el estigma y percepciones transfóbicas de que las mujeres trans no son mujeres. Si desde temprana edad no podemos tener perspectiva de género y permitir que atletas y niñes se puedan desempeñar con el grupo con el que se identifican, aislamos a estas personas en la comunidad. 

Si las mujeres trans no deben estar en deportes femeninos, pues entonces ¿por qué deben recibir asistencia económica, de vivienda, acceso médico, entre otras cosas, que conllevan mayores costos, a veces, que los mismos recursos para las mujeres cis? Si el deporte puede ser una forma para mujeres estar en comunidad y obtener recursos para poder obtener estudios y salarios dignos, ¿por qué no se les puede reconocer este derecho también a las mujeres trans? En fin, la meta no son los deportes, sino desestabilizar los derechos trans ya adquiridos y fomentar desconfianza de la población general para que no vean a las mujeres trans como mujeres.

En este tema, pido que no solo seamos personas trans dando nuestra voz sobre cómo esta discusión transfóbica ha sido violenta e innecesaria. Se necesitan atletas aliades que puedan usar su voz y plataformas en apoyo a les atletas trans que participan. Es necesario también que la comunidad científica y médica informe al público sobre los estudios que validan la participación de personas trans en los deportes, que legisladores estén dispuestes a crear leyes protegiendo el acceso de personas trans a competir justamente con personas del género con el que se identifican. Y, más importante, como activista que he colaborado con varias organizaciones feministas, puedo decir que se necesita afirmar nuevamente que la participación de personas trans en los deportes no es algo debatible. Debe ser parte de los reclamos fundamentales transfeministas de cualquier organización política que busca la equidad. Al hacer lo contrario, no somos mejores que legisladores fundamentalistas que buscan quitarle derechos a mujeres y a toda la comunidad cuir.

Ínaru de La Fuente y Alexander Wolfheart apoyaron en la redacción de este escrito.

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