Dianissa Resto, de 40 años, tiene dos hijos. Hace 14 años, trabaja para la compañía Cadillac Uniform & Linen Supply, en Bayamón, donde labora más de ocho horas diarias y fines de semana si se le solicita, y aguanta las exigencias de su patrono.
Junto a esta mujer, en las afueras del lugar, se encuentran Luz E. Molina, de 58 años, y Gloria M. Ortiz, de 68 años. Molina reclama mejores condiciones de trabajo en un sitio donde el calor y el polvo ahogan al más saludable. Mientras, a su avanzada edad, Ortiz solo quiere contar con un sueldo justo y un plan médico.
Las tres forman parte del grupo de empleados que, por cuatro días, acampa frente a la compañía por un tranque en las negociaciones de su convenio colectivo.