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¿Representan las personas no-binarias una amenaza para las mujeres?

Aquí todes se aceptan.

Foto de archivo de Ana Maria Abruña Reyes

Las comunidades no-binarias en Puerto Rico han adquirido mucha visibilización a través de los últimos años. Activistas y organizaciones no-binaries, transfeministas y cuir han unido esfuerzos para educar tanto a la población como a las mismas comunidades sexo-género diversas sobre la existencia de personas fuera del binario de género hombre-mujer. 

Parte de los conocimientos traídos a la mesa ha sido el uso del lenguaje inclusivo como herramienta indispensable para incluir a las personas no-binarias en cualquier espacio de nuestra isla. Así, ya no se hablaba de un “todos y todas”, sino del “todes”. Esta especificación no solo ha acaparado la atención en espacios activistas, académicos e intelectuales, sino que también se ha transferido a la prensa, a la música, a la televisión y a muchos otros medios.

Como cualquier otro asunto que busca deconstruir las nociones patriarcales y binarias sobre el género, el lenguaje inclusivo y la lucha para la visibilización de las identidades no-binarias también ha sido víctima de ataques por parte de diferentes sectores de la sociedad puertorriqueña, como los cristianos fundamentalistas, los fieles creyentes de la Real Academia española, los lingüistas puristas y conservadores del español, así como personas en la ciudadanía general. Que muchos de estos sectores estén en contra del lenguaje inclusivo y las identidades no-binarias no es sorpresa para quienes vivimos violencias y marginalización a diario. 

Sin embargo, algo que sí nos puede tomar desprevenidos es cuando sectores feministas y trans se muestran abiertamente reacios al lenguaje inclusivo, al nivel de argumentar que el mismo “excluye” o “desplaza” a las mujeres. 

Es importante que para entender por qué esta concepción sobre el lenguaje inclusivo está errada podamos desmenuzar el argumento del “desplazamiento y exclusión” de las mujeres cisgénero y transgénero ante las identidades no-binarias. 

El alegado “desplazamiento y exclusión” de las mujeres cisgénero feministas

Un argumento que recibimos muches activistas no-binaries de parte de algunas feministas cisgénero es que (1) la visibilización de personas no-binarias está “desplazando” a las mujeres cisgénero, mientras que (2) el lenguaje inclusivo está “excluyéndoles”. 

El primer argumento parte de la idea de que las mujeres cisgénero feministas llevaban muchos años luchando por tener presencia en los espacios y que la inclusión de personas no-binarias ha provocado que ellas se vean obligadas a compartir los espacios con personas que no son de su misma identidad, así siendo desplazadas. Parte de la lucha que estas mujeres han tenido, por muchos años, ha incluido la transición de un lenguaje sexista a uno no-sexista, en donde ya no se hablaba de “todos”, sino “todos y todas” o simplemente se utilizaba el “todas” como estrategia de resistencia y manera de causar incomodidad al lente masculino. 

Es así como llegamos al segundo argumento: algunas mujeres feministas cisgénero piensan que el lenguaje inclusivo, o sea, el uso de la “e”, destruye todo el trabajo que han hecho las mujeres por años para poder incorporar la “a” como práctica feminista no-sexista, teniendo esta nueva modalidad en el idioma el efecto de exclusión de las mujeres. Estos argumentos han influido también sobre cómo muchas mujeres trans ven la visibilización de personas no-binarias.

El alegado “desplazamiento” a mujeres trans

Así como mujeres feministas cisgénero nos han argumentado que las identidades no-binarias y el lenguaje inclusivo han tenido un efecto detrimental sobre sus vidas, también hemos visto cómo algunas mujeres trans argumentan que nuestras identidades les desplazan. 

La idea desde la cual proviene dicho argumento es muy similar al de las mujeres feministas cisgénero: luego de tantos años de lucha, las mujeres trans están siendo desplazadas e invisibilizadas por las personas no-binarias debido a que nuestras identidades “novedosas” están supuestamente acaparando la atención de todes. Además, muchas mujeres trans se sienten incómodas por el hecho de que se le pregunten por los pronombres, debido a que preferirían que las personas asumieran automáticamente que su pronombre es “ella”. Esto ha creado tensiones por parte de muchas mujeres trans hacia las comunidades no-binaries y viceversa.

Una perspectiva integrada

Sí, parte de la propuesta de las comunidades no-binarias, cuir y transfeministas es la deconstrucción de nociones tradicionales de lo que es ser hombre o mujer. 

En este sentido particular, pudiésemos decir que las personas no-binarias definitivamente somos una amenaza -no solo para la idea tradicional de lo que es ser mujer- sino que para el binario de género patriarcal de hombre-mujer. Incluso, la mera existencia de personas trans ya disrumpe el binario de género y la idea de que nadie debe cruzar el charco y convertirse algo diferente a lo que se le asignó al nacer. 

Nuestras identidades, como personas trans y no-binarias disrumpen y retan directamente las nociones binarias del género, haciendo así muchas de las ideas esencialistas sobre los hombres y las mujeres obsoletas. Además, aunque podamos ciertamente argumentar que la visibilización de las identidades no-binarias ha acaparado mucha atención a través de los medios y que el lenguaje inclusivo busca utilizar la “e” en vez de la “o” y la “a” como una alternativa verdaderamente inclusiva, los argumentos por parte de algunas mujeres feministas cisgénero y algunas mujeres transgénero no pueden estar más lejos de la verdad. 

Desde un principio, las comunidades no-binarias han sido de las comunidades más aliadas, tanto para los sectores feministas cisgénero como para mujeres transgénero. La participación de personas no-binarias en movimientos feministas precede incluso el nombramiento y descubrimiento de nuestras identidades no-binarias e, incluso, el uso del lenguaje inclusivo. 

Muches de les activistas y figuras públicas no-binarias de hoy formábamos parte y colaborábamos con diferentes corillas feministas y ya utilizábamos el lenguaje no-sexista. De hecho, muchas de las organizaciones no-binarias transfeministas que surgieron se dieron en base a que en grupos feministas y LGBT se nos rechazó las conversaciones sobre nuestras identidades y el uso del lenguaje inclusivo. Muches activistas nos vimos obligades a crear nuestras propias organizaciones, las cuales no solo incluyeran a las personas no-binarias, sino a todas las mujeres y otras comunidades marginalizadas.

Por otro lado, la idea de que las personas no-binarias tienen mayor visibilidad que las mujeres trans es falso. De todas las identidades trans, quienes mayor visibilidad tienen ante los medios hoy son las mujeres trans, lo cual va de la par con el hecho de que también sean quienes más viven violencia socialmente. Las personas no-binarias estamos conscientes de las dificultades que viven las mujeres trans, por lo cual siempre intentamos ser quienes primero estamos en el frente de lucha como aliades defendiéndolas. Somos nosotres, las personas no-binaries, quienes más entendemos la exclusión y lo que es vivir violencia de género. De hecho, hay personas que se consideran simultáneamente mujeres y personas no-binaries a la vez, lo cual nos obliga a preguntarnos en qué espacio cabrían estas personas si separásemos las luchas feministas, de mujeres trans y no-binarias. 

Ante todo esto, ¿en qué mente cabe que el crecimiento y solidificación de un movimiento entre mujeres feministas cisgénero, mujeres trans y personas no-binarias representa una amenaza hacia las mujeres en general? Parecería que los argumentos sobre cuánta “amenaza” representamos las personas no-binaries hacia todo tipo de mujer vienen fundamentados desde la transfobia y la no-binariefobia.

Optemos por ser más transfeministas

Algo que es importante recordar es que tanto el lenguaje como las luchas a favor de derechos humanos están predispuestas a evolucionar. Esto se debe a que, a medida de que se vayan incluyendo más identidades y experiencias a través de la adquisición de conocimiento y deconstrucción de violencias, también habrán cambios en nuestras maneras de comunicarnos y organizarnos para luchar de manera más efectiva. 

Una presencia mayor de personas no-binarias en movimientos feministas y trans no es más que el resultado de años de lucha por visibilización y la creación de alianzas entre dichos movimientos. 

El liderazgo de personas no-binarias solo añade a la diversidad de líderes y voces en el movimiento, permitiendo así expandir nuestros horizontes en nuestra búsqueda de derechos. Para verdaderamente sacar de raíz el patriarcado y cualquier otra forma de subyugación de los géneros ante los hombres, será necesario poder ser solidaries entre sí, y que celebremos tanto nuestras diferencias como similitudes. Es necesario que nos cuestionemos a qué intereses u objetivos respondería mantener separadas las luchas de feministas cisgénero heterosexuales, las de mujeres trans y las de personas no-binarias. 

Lee otras columnas de Ínaru Nadia de la Fuente Díaz

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