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Mujeres taínas: primeras guerreras boricuas por la libertad

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“Anacaona, areyto de Anacaona.

India de raza cautiva,

alma de blanca paloma: ¡Anacaona!”

— Catalino “Tite” Curet Alonso, Anacaona

Al hablar de colonización, usualmente, pensamos en el aspecto político-electoral actual. Sin embargo, es un proceso lleno de imaginarios que se derraman hasta nuestra percepción de la realidad actual e histórica.

Desde el inicio del proyecto colonial en Puerto Rico para 1493, la población taína ha sido representada por sus colonizadores con adjetivos que hoy continúan justificando su explotación.

Dóciles. Salvajes. Incapaces.

La realidad histórica se continúa redescubriendo cada vez que se reta esa historia oficial. 

El archipiélago puertorriqueño estuvo habitado más de 4,200 años antes de la era cristiana; y organizado en cacicazgos desde el siglo XIII. Este mismo año, el arqueólogo Rodríguez Ramos encontró que en Borikén se dio un “escenario cultural complejo, dinámico y plural” un milenio antes de lo pensado. Una población organizada que ya había desarrollado un idioma, religión y costumbres que le permitían comercializar por el Caribe.

Pero, el colonizador proyectó su cosmovisión sobre sus nuevos subyugados. Por esto, las mujeres taínas pasaron a recibir el juicio al sexo femenino que recibían sus contrapartes en Europa, agravado por la deshumanización de su raza.

En las próximas líneas, mostraremos la realidad de nuestras primeras mujeres en su vida diaria y sus resistencias ante la invasión hispánica.

Mujeres taínas

La vida de las primeras mujeres de Borikén

“Dejan herederos del reino al primogénito de la hermana mayor si la hay; sino al de la segunda (…) Porque hay certidumbre de que aquella es prole nacida de la sangre”.

— Pedro Mártir, citado en Sued Badillo (1979, p. 29)

 

La sociedad taína era patriarcal y poligámica, de jerarquía y desigualdades. Aún así, sus mujeres disfrutaban de unas libertades imposibles de encajar en el imaginario cristiano que les colonizó.  

Primero, la organización social en cacicazgos mantenía la superioridad de la familia que se encontraba a cargo. Las mujeres eran cacicas con los mismos poderes si, por herencia, el título recaía en ella. Además, esta sucesión se daba por la vía materna. Un patriarcado matrilineal; la clase social por encima del género.

Segundo, la economía fuera de la familia recibía una aportación importante de las taínas a pesar de sí tener tareas según su género. La sociedad comercial dependía mucho de la artesanía. Al Borikén destacarse en piedra pulida y objetos de ceremonias, las mujeres ejercían poder por la importancia de su mano de obra alfarera. Las faenas agrícolas y la preparación de alimentos se hacían a la par con los hombres.

Tercero, su vida sexual no recibía el prejuicio y castigo que hoy predomina. De soltera, el sexo era abierto y fomentado. De casada, se esperaba monogamia y se le preparaba para ser esposa. Además, el divorcio era permitido por consentimiento de cualquiera de las partes.

Cuarto, en la espiritualidad, había líderes religiosas y diosas que reflejaban a la sociedad. Los ritos de fertilidad usaban figuras con los órganos reproductivos de la mujer. La diosa madre, Atabey, reflejó la tradición de sucesión matrilineal. Y, aunque se suelen recordar a dioses masculinos como Jurakán, según Sued Badillo, la diosa propulsora del fenómeno “huracán” era Guabancex, que “conjuraba vientos, lluvias y nubes”.Por último, las mujeres taínas eran entrenadas militarmente. También, eran nadadoras, jugadoras de pelota en equipos mixtos, educadoras y chamanas.

Mujeres taínas

 

Resistencias de las taínas

Los de estas islas todos peleaban cuando era menester, y las mujeres también nadando en los ríos y en la mar, desde el agua tiraban buenas flechas porque sabían bien menear y usar de sus arcos y armas”.

— Bartolomé de las Casas, Crónica

Desde antes de la colonización, las mujeres eran víctimas de prácticas como el “rapto” si eran enemigas o de la “cortesía” de ser regaladas a visitantes. Por ejemplo, Agüeybaná Ie entregó una hermana a Juan Ponce de León.

También, es importante tener presente que no todas las taínas fueron guerreras. Doña Inés, esposa del mismo Agüeybaná I, le instó a colaborar con los colonizadores.

Otras se encontraron en una situación más complicada. Cacica Luisa, que reinaba sobre una región rebelde, proveyó buena remuneración a personas a su mando por recoger oro y se casó con un castellano para pacificar sus terrenos. Ella murió en un ataque de taínos rebeldes en 1514. 

“Las mujeres trabajan que es maravilla: ellas mismas plantan la yuca de que hacen el pan (…) De todo lo otro, proveen las mujeres, y no las cacicas, que estas están más regaladas y con descanso que hijas de duques cristianos; no serán buenas esclavas para servir”.

— Cristóbal Colón, Carta al rey (14 octubre 1495)

La posición de poder de las cacicas propició el amancebamiento: matrimonios entre cacicas y militares a cambio de obtener fuerza de trabajo, tierras, lealtad y trato preferencial. Por esto, recordamos a algunas por sus nombres castellanos, como Doña Inés y Luisa.

Anacaona, cacica taína de República Dominicana, fue inmortalizada por nuestro compositor Tite Curet Alonso. Ella fue heredera del reino familiar ante la muerte de su hermano y lideraba a 300 caciques. Al inicio, buscó la paz con los colonizadores mientras tratasen con justicia a su pueblo. Pero, estos la acusaron de conspiración y la asesinaron en la horca.

El inicio de castas raciales implicó castigos para quienes se casaran con mujeres taínas. Y, ante las muertes taínas por enfermedades y trabajo forzoso, las cacicas también perdieron su poder.

Las taínas comunes fueron desplazadas de sus tierras hacia la explotación del oro y la agricultura; además de recibir continuos abusos sexuales.

Pero, recordemos que las mujeres taínas estaban entrenadas en guerra. Sus resistencias se comprueban en datos, como ser mayoría en la lista de prisioneras. Las mujeres capturadas por rebeldía eran marcadas en su piel con hierro caliente. Muchas prefirieron el exilio (fugas), el suicidio colectivo o el aborto antes que ser esclavizadas o condenar a su descendencia al genocidio que comenzaba. 

Mujeres taínas

Su legado

Las mujeres taínas fueron nuestras primeras guerreras por la autonomía de sus cuerpos y la libertad de nuestra tierra.

Es nuestra misión rescatar su verdadero legado histórico y milenario, retando así la narrativa del colonizador de antes y de hoy.

¡Que vivan nuestras primeras guerreras por la libertad: MUJERES TAÍNAS!


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Referencias

Anacaona, Catalino “Tite” Curet Alonso, © Concord Music Publishing LLC

Revision of the cultural chronology of precolonial Puerto Rico, Reniel Rodríguez Ramos, 2023
La mujer indígena y su sociedad, Jalil Sued Badillo (1979)

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