Tiempo después de una mudanza provocada por el huracán María, Daphne Labault Romero inició un trabajo como maestra de un preescolar en los Estados Unidos.
Rodeada de infancias, descubrió, en los juguetes, un valor que trascendía la diversión. En su salón, se destacaba un niño que, al jugar con carros, se volvía muy agresivo, según la joven de 28 años. Muy pronto, el infante comenzó a cambiar cuando descubrió los juegos de cocina y de paternidad.
“Él se volvió un niño más tranquilo, él era más sensible… Los juguetes tienen un efecto bien grande en ambos, en nenas y nenes… Tú ves a los niños, ellos están tan dispuestos a jugar con lo que sea y tú ves que es el maestro, es el adulto el que va, desde tan pequeño, afectando eso”, reflexionó Labault Romero en una entrevista virtual haciendo referencia a la división por género que muchas personas hacen de los juguetes.
Su hijo, Athos Manuel, nació tiempo después de aquella experiencia.
Hoy, la puertorriqueña regala a su niño juguetes “neutro”, que no aparenten una pertenencia a un género específico, a la vez que le ayuden a desarrollar sus destrezas y lo mantengan en movimiento.
En momentos en que la educación a distancia provocada por la pandemia retiene a muchas infancias en sus hogares, los juguetes adquieren un componente fundamental.
De acuerdo con la psicóloga clínica Kalitza Baerga Santini, estos artefactos de diversión son formas de enseñarles y fomentar sus capacidades.
“Los juguetes aparte de… darles esparcimiento a los niños y a las niñas, también son un vehículo de aprendizaje… De hecho, el jugar es un derecho fundamental de los niños y las niñas, así que es sumamente importante que se fomente el que jueguen y el que tengan juguetes que les ayuden a desarrollar distintas destrezas”, explicó Baerga Santini en una entrevista telefónica.
Este derecho se recoge en la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada en 1989 como un tratado internacional que reconoce los derechos humanos de menores de 18 años. Sin embargo, Estados Unidos es uno de los tres países que no lo ha firmado, seguido por Somalia y Sudán del Sur.
Aun así, de acuerdo con la psicóloga, es imprescindible que los juguetes a los que se exponen los niños estén libres de estereotipos y roles de género.
“No queremos seguir fomentando distinciones por género… en términos de lo que puede jugar o no una niña, y otra cosa también es que, aunque el juguete sea una cocina, sepamos que lo puede usar tanto un niño como una niña. Y de hecho, lo debemos fomentar porque es un juego social”, especificó la experta en salud mental.
Las imágenes que acompañan los catálogos
El equipo de Todas quiso evaluar si las imágenes de juguetes enfatizaban una representación equitativa de las infancias. Por tanto, se tomó como ejemplo el catálogo en línea de juguetes de la tienda Walmart.
Esa empresa permite filtrar los artículos por categorías de “femenino”; “masculino”; y “unisex”, que quiere decir “neutro”. Se evaluaron 50 artefactos de cada categoría para un total de 150 juguetes.
Tres de los criterios utilizados para evaluar los juguetes fueron: “estereotipo”, cuando la imagen estaba dirigida a un sexo específico o el color era para un sexo específico; “ruptura” cuando la imagen presentaba niños y niñas, o cuando no podía identificarse el sexo de la persona representada; y “falta de representación” cuando la imagen del juguete presentaba únicamente a niñas o solamente a niños en sus imágenes.
A pesar de que un 57% de los juguetes estaba catalogado individualmente como unisex según la empresa manufacturera de la tienda, apenas un 39% presentó ruptura. Mientras tanto, un 36% de estos contenía un estereotipo.
Con frecuencia, aparecían juguetes catalogados como “unisex”, pero representados en la imagen con una niña, si tenían que ver con muñecas, o con un niño, si tenían que ver con armas o carros.
De hecho, el 81% de los juguetes donde no aparecían niñas, era sobre armas o carros. Mientras tanto, el 70% de los juguetes donde no aparecían niños, tenía que ver con muñecas, peluches, enseres del hogar o con el color rosa.
Consecuencias de estos patrones
Esta falta de representación de niños en unas imágenes y de niñas en otras, según Baerga Santini, “lo que hace es poner unas barreras psicológicas que dificultan la igualdad y son fruto de tradiciones (y) de estereotipos” que más adelante pudieran limitar las aspiraciones futuras de quienes no se sienten representados.
La doctora colocó como ejemplo a las niñas a quienes, en años anteriores, no se les representaba dentro de juegos que tuvieran que ver con ciencias y matemáticas, situación que impedía que fuera mayoritaria la cantidad de mujeres que aspiraran a cargos así durante su adultez. Sin embargo, aseguró que esta situación ha cambiado.
De los juguetes evaluados, en general, las niñas obtuvieron la mayor falta de representación en las imágenes.
La profesional añadió que la comunidad negra se afecta de igual forma por la falta de representación. De las 150 imágenes analizadas, menos de una cuarta parte incluían a una persona negra.
Un estudio para la Universidad de México, en el que se concluye que los juguetes no deberían estar atados al género, observó que existe mayor afinidad con que un objeto lúdico asociado con lo masculino sea catalogado como “neutro” a que lo sea un artefacto asociado con las niñas.
Aunque no de forma sustancial, esta explicación manifiesta otro de los hallazgos en el catálogo en línea revisado: un 23% de los juguetes se repetía en más de una categoría. Es decir que, al colocar el filtro de “niña” podía aparecer un juguete que estuviera también en alguna otra categoría. De los juguetes observados, el mayor porcentaje de repeticiones sucedió entre las categorías de “niño” y “unisex”.
A pesar de esta situación, el segundo porcentaje más alto presentaba repeticiones en las tres categorías evaluadas.
La mayoría de las rupturas se presentaron en juguetes para infancias de 5 años o menos y en juguetes de más de $100. Sin embargo, ningún porcentaje de rupturas sobrepasó el 35%.
Permanece la esperanza de cambio
Baerga Santini recomendó comprar a las infancias artefactos lúdicos educativos, que promuevan destrezas sociales, les ayuden a conocer sus intereses, y se alejen de las etiquetas de género.
En el análisis, la suma de los juguetes catalogados como “unisex” y sin categorizar acaparaban mayoritariamente las imágenes con un 83%.
De la misma forma, existen tiendas locales que promueven juguetes sin categoría de género y fomentan las destrezas manuales e intelectuales de los niños. Una de ellas es la tienda Bámbola, en San Juan, que lleva 30 años operando.
El objetivo de esta localidad, según su propietaria, Agnes Colón Villanueva, es que las infancias desarrollen sus capacidades creativas e intelectuales.
La empresaria se mostró esperanzada con que algún día la sociedad aprecie la diversidad y enseñe a sus hijos a hacer lo mismo.
“En realidad, lo que yo espero es que haya un cambio y que todo el mundo vea las cosas por igual. Vivimos en un mundo diverso y tenemos que entender y atender y respetar la diversidad en todos sus aspectos… Y ayudar desde temprana edad a nuestros niños”, expresó Colón Villanueva en una entrevista telefónica.
Mientras tanto, Labault Romero continuará ofreciendo a su niño opciones de juguetes sin división de género con la esperanza de que, cuando crezca, no limite sus intereses a un color o un estereotipo.