(Suministrada)
Interpretar en vivo dos de sus canciones más escuchadas frente a las butacas vacías del teatro Francisco Arriví, en Santurce, fue un momento de reencuentro para la cantautora Andrea Cruz, quien hace dos años realizó su primer concierto, lleno, en ese mismo lugar.
En su más reciente producción videográfica, que lanzó ayer desde sus redes sociales, Cruz presenta, sobre ese mismo escenario del Arriví, las piezas ¿Quién nos amarró? y Echarle sal, de su último álbum Sentir no es del tiempo. El trabajo es una imagen en blanco y negro en movimiento rodeada por una densa oscuridad.
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La cantautora resaltó que interpretar ambas piezas en aquel espacio fue bien peculiar ante la ausencia de la acogedora presencia de su público, con el que dialoga a través de la música. Y, frente a esta experiencia, recalcó que su pieza es una crítica al estado para exigir acción en defensa del sector artístico independiente en Puerto Rico.
“[En la pieza se] trata de enfrentar el que estamos aquí, estos son nuestros espacios. ¿Qué vamos a hacer? ¿Por qué, dentro de las conferencias de prensa y agendas urgentes de otros candidatos, no vemos hablar sobre el sector artístico y cultural? Por eso, para mí, era importante que se viera el teatro vacío y que saliera en tiempo de pandemia”, explicó Cruz en entrevista con Todas.
Ante los retos del sector cultural en la pandemia
Durante tiempos de pandemia, presenciar una producción artística ya no envuelve visitar espacios de intercambio entre artistas y espectadores. Sin embargo, la cantautora aprovechó la coyuntura del distanciamiento social para llamar la atención sobre los retos que enfrenta el sector cultural.
Desde el inicio de la cuarentena, decenas de artistas independientes se han organizado en la iniciativa la escena y para reclamar su visibilización desde los sectores público y privado. Entre sus reclamos están proteger la clase artística y que se le reconozca en políticas públicas y en plataformas de difusión, como Spotify.
Junto a portavoces del proyecto, Cruz fue invitada a colaborar con el Task Force Social del Pueblo, organización sin fines de lucro gestionada por ciudadanos independientes, mediante la recolección de datos de pérdida de ingresos de músicos y músicas para documentar la realidad que enfrentan en términos monetarios. Explicó que los datos se presentarán en una vista pública con la participación de los candidatos y la candidata a la gobernación.
La cantautora denunció, además, que las gestiones que ha realizado el gobierno hasta el momento no satisfacen a la escena de música independiente.
“Lo que queremos es la visibilidad, que todo lo que el sector cultural haga, a nivel gubernamental y privado, se les incluya, que logren tener acceso a esa información y así, tomar decisiones de cómo quieren participar”, concluyó.
Antes de la emergencia sanitaria, artistas independientes dialogaron sobre iniciativas para atender los retos que enfrentan. El inicio de la pandemia representó una oportunidad para organizarse y comenzar a concretar sus reclamos, describió Cruz.
Repensar al artista independiente
Al preguntarle cómo este sector percibe que se piensa al artista independiente en Puerto Rico, la cantautora respondió que se enfrentan tres problemas principales. Estos son la estigmatización de la profesión como un pasatiempo, la percepción de que se trata de un movimiento “subterráneo” y una distorsión entre lo que es el entretenimiento y el ocio.
Abundó que se trata de “un problema de definición del espacio cultural en el cual todo lo que es entretenimiento y ocio se segmenta, pero se nos olvida que nutrirnos del entretenimiento y el ocio es parte de nuestra salud mental, es parte de nuestra vida”.
Durante su proceso de adaptación ante el confinamiento requerido para evitar el contagio de la COVID-19, la compositora abordó que ha sido un proceso duro en el que ha tenido que ajustar sus proyectos constantemente, para lo que cuenta con el apoyo de sus seguidores.
“Por eso mismo, elijo estas dos temáticas, Echarle sal y ¿Quién nos amarró?, que han sido las favoritas de las personas”, al especificar que son piezas que tocan fibra. A su vez, agradeció a la compañía puertorriqueña Cinestecia por su colaboración en la mayor parte de la producción. También, al auspicio del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
Encuentros remotos
“Hay una palabra que siempre la sacan, y es ‘me acompaña’ […] y, para mí, esa es la meta, acompañar y tocar fibra. Para mí, esa es la música que se queda”, comentó al describir la reacción de la gente sobre cómo interpreta su propia música.
El pasado miércoles, la artista realizó un prelanzamiento de la pieza videográfica. Fue un espacio virtual privado en el que compartió impresiones con casi 30 personas sobre la producción.
Detalló que, durante el encuentro, algunas le comentaron que estaban llorando. Muchas dijeron haberse imaginado sentadas en aquellas butacas vacías que aparecen en el vídeo.
“Darle un espacio a valorar nuestra imaginación es muy lindo, y yo apuesto a eso, a que la gente imagine, a que valore su propia belleza, su camino, y creo que lo sienten en la música”, concluyó.