(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
Escucho todavía el eco de las voces de mis tías, abuela y madre recordarme lo importante que es la maternidad. El destino final para nosotras. La emoción más hermosa. Lo mejor que nos puede pasar.
Creo que a todas nos ha tocado. A veces, todavía me choca. Me criaron en un círculo bastante conservador y católico. Imagínense, fui monaguilla, aunque ya eso no viene al caso.