La educación sexual integral es una herramienta fundamental para combatir problemas sociales que han impedido el disfrute de los derechos humanos de niños, niñas, niñes y adolescentes. Los diferentes tipos de violencia, desigualdades de género y los problemas relacionados con la salud sexual y reproductiva pueden ser abordados con esta herramienta. La niñez y jóvenes tienen derecho a tomar decisiones de vida libres e informadas.
Nuestra organización, Amnistía Internacional, lanzó la campaña regional #ESIgualdad, que busca unir esfuerzos para lograr la implementación de la educación sexual integral con enfoque en perspectiva de género en el sistema de educación pública del país. Esta iniciativa nació ante la falta de medidas gubernamentales que aseguren su implementación universal en la región de las Américas.
Las Américas tiene altos índices de desigualdad de género; violencia contra las mujeres, niñas y personas LGBTI; embarazos precoces no deseados y forzados; y otras violaciones de los derechos humanos. La educación sexual integral plantea combatir esta problemática.
Contrario a lo que argumentan grupos con una agenda contraria a los derechos humanos, la educación sexual integraI va más allá de la “ideología de género”. La perspectiva de género en la educación no se centra únicamente en cuestiones relacionadas al sexo biológico y el género, sino que educa para la equidad al plantear que todas las formas de violencia de género atentan contra los derechos de la niñez.
Según datos de la UNESCO, todos los años cerca de 246 millones de niños y niñas son víctimas de alguna forma de violencia por razones de género, tales como maltrato, acoso, violencia psicológica y acoso sexual en la escuela o de camino de esta. Además, el 25% ha padecido alguna forma de violencia física y el 36% ha recibido maltrato psicológico. En el caso de Puerto Rico, estadísticas del 2015 confirman que 11,295 estudiantes de escuela superior del sistema público fueron sobrevivientes de una violación en algún momento de sus vidas (YRBS, 2015).
El llamado es a los países y gobiernos a cumplir su obligación de asegurar una educación sexual integral porque promueve la salud y el bienestar, el respeto por los derechos humanos y la equidad de género. También, es una herramienta clave para la prevención de abusos sexuales en niños, niñas, niñes y adolescentes.
La campaña que arranca esta semana en Puerto Rico actualmente está integrada por más de 50 organizaciones en nueve países, trabajando en diversos temas incluyendo los derechos humanos, los derechos sexuales y reproductivos, la educación, la salud, los derechos de la niñez y los derechos LGBTI+.
Nos toca promover desde el sistema público de educación del país una educación sexual integral que permita a los niños, niñas, niñes y adolescentes vivir en igualdad y con pleno disfrute de sus derechos humanos.