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Saltburn y su obsesión con personas terribles

Considerado un thriller psicológico y erótico, de comedia cruda, hay mucho que se puede admirar de Saltburn. Pero, muchas de las cosas que intenta criticar no tienen suficiente intención para impactar.
Saltburn

Fennell no es ajena a la elaboración de narrativas divisorias. Su debut como directora, Promising Young Woman (2020), es una historia moralmente gris sobre el peligro de los hombres que se aprovechan de las mujeres, y las personas que se niegan a castigarlos. Sin embargo, muchos argumentaron que el final de esta película era innecesario. Con Saltburn, nos encontramos con otra narrativa cuestionable debido al monstruoso apetito de su protagonista.

Un estudiante de la Universidad de Oxford llamado Oliver Quick (Barry Keoghan) se ve arrastrado al mundo de Felix Catton (Jacob Elordi), un encantador y aristocrático compañero de clase. Muy pronto, Catton invita a Quick a la extensa propiedad de su excéntrica familia para pasar un verano inolvidable. 

Considerado un thriller psicológico y erótico, de comedia cruda, hay mucho que se puede admirar de Saltburn.

Toma lugar en Inglaterra de 2006. Fennell se enfoca en mostrar la abundancia en contraste con lo que es considerado «de poca cultura». Así las cosas, podemos ver la opulencia de la gran propiedad de la familia Catton y sus terrenos majestuosos y bien cuidados. Desde esa riqueza material, nos muestra también la estrechez intelectual. El filme está lleno de referencias a la cultura pop de la época; una cultura menos preocupada con lo que es culto y de clase, que, en vez, se enfoca en el reality TV, las berretas de celebridades y la delgadez. En una escena, todos los invitados están vestidos de gala, pero cantan canciones como “Low” de Flo Rida (a pesar de que la misma no salió hasta 2007). La abundancia de opuestos culturales es desconcertante, pero divertidamente evocadora.

Fennell tiende a inclinarse hacia protagonistas femeninas en sus proyectos. Por eso, sorprende que esta película estuviera protagonizada por un personaje masculino, que además sirve como un narrador poco confiable. Keoghan es conocido por interpretar personajes de naturaleza oscura. El giro que toma Saltburn no es sorprendente por esto. Sabes qué esperar del tipo de roles que asume. Sin embargo, ¡qué viaje más enloquecedor fue llegar allí!

Al principio, sentimos empatía por Oliver porque lo presentan como alguien que no pertenece en ninguna instancia cerca de la órbita de Félix y sus amistades. Lo tratan como un paria en la universidad, al tener solo un amigo que ni siquiera él mismo eligió. Estos amigos se bautizaron a sí mismos como los perdedores marginados y poco populares del grupo de Oxford. 

Este contexto sirve para mostrar el elitismo que es bienvenido en un lugar como Oxford, y que pronto seguirá a Oliver durante el resto de la película. El filme es impreciso sobre si a Oliver le repugna o fascina este elitismo. A medida que avanza la historia, la directora te hace dudar de si elegiste a la persona adecuada a quién apoyar. Al final, estamos viendo personas horribles en su hábitat natural, como animales en la naturaleza. Absolutamente nadie se salva de este lente.

Fennell, como cineasta, sabe cómo tomar películas y asegurarse de que sean la combinación perfecta de seriedad y diversión. Hay mucho para disfrutar en Saltburn, desde las referencias a la cultura pop hasta el toque agresivamente homoerótico, creando escenas tentadoras y apasionantes. Pero, también hay oscuridad en todo esto.

A pesar de sus virtudes, Saltburn deja un regusto dudoso. Si bien su papel como directora es envidiable, la escritura falla en comparación. Está opacada por tomas impresionantes que, a veces, parecen más brillantes que esenciales. Es como si estuvieran más preocupados por la estética recreable, para distraer del hecho de que la historia no necesariamente sabe lo que quiere ser, mezclando géneros y tonos. El mensaje finalmente se pierde en la grandura de todo.

Hay libertad en la naturaleza expansiva de la película y es inspirador ver a una mujer sin miedo de expresarse como ella cree conveniente, además de que resulta un filme entretenido. Por ejemplo, hay una escena en la que Oliver le practica sexo oral a la hermana de Felix, Venetia (Alison Oliver), mientras la misma está en periodo. Esta es por sí sola una de las escenas que más me llamó la atención porque la menstruación sigue siendo un tema tabú. Verlo en la pantalla, a través de un lente tan erótico, normalizando el acto, es algo fascinante. 

Por el contrario, el primo de Felix, Archie Madekwe (Farleigh Start), es constantemente tratado de forma inferior por las circunstancias de su familia y el color de su piel. En vez de explorar esto más a fondo, dejan su personaje en la superficie para enfrentar al desprecio de la familia y un transcurso de agresión sexual. Esto puede hacer creer que a pesar de las virtudes de la película, Fennell parece hacer todo lo posible por cultivar una trama hueca. 

En términos de su mensaje, tiene algo que decir a lo largo de todo esto sobre la división de clase, los prejuicios raciales y los peligros de dejarse seducir por la codicia. Está ahí, es evidente y está presente. Pero, muchas de las cosas que intenta criticar no tienen suficiente intención para impactar. Es más fácil enamorarse del diálogo ingenioso, la producción resplandeciente y los actores guapos. 

Es una experiencia algo estimulante y disfruté cada segundo de ella. Pero, a medida que pasaba el tiempo después de salir del cine, no pude evitar preguntarme si yo también fui seducida por el glamour de Saltburn. La mayor conclusión que se puede sacar es que la película no se hizo para impactar por el mero hecho de sorprender. En cambio, probablemente, se pensó con la emoción de crear algo visualmente bello y sexi, pero sin sustancia. Entonces, si simplemente buscas un escape, esta es la película para ti. Es solo una versión creativamente filmada del homoerotismo – de naturaleza violentamente seductora. 

Saltburn está disponible en salas de Fine Arts.

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