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Pura Belpré: la pionera de la diáspora boricua de la que tal vez nunca has escuchado

Pura Belpré / BoriFrases

“Para apreciar el presente, uno debe tener un conocimiento del pasado. Para saber a dónde vamos, debemos saber de dónde venimos”.

–Pura Belpré, Lights the Storyteller’s Candle

En Puerto Rico, todos los años, durante el mes de abril, nuestras instituciones educativas y culturales celebran la Semana de la Biblioteca. Sin embargo, una de las más grandes bibliotecarias puertorriqueñas será poco mencionada en su propio país.

El nombre Pura Belpré no es muy conocido en el archipiélago borincano. Pero, es por ella que la niñez encuentra libros en español en la Biblioteca de Nueva York. Y los cuentos e iniciativas que creó todavía hoy acompañan a familias latinas que no quieren perder su identidad al llegar a una ciudad extraña.

Conoce a esta pionera afroboricua, cuya visión colaboró al sentido de orgullo boricua en la diáspora y al posicionamiento de la cultura latina en las instituciones estadounidenses.

La niña de Cidra, a Santurce, a Nueva York

La niña afroboricua, Pura Teresa Belpré Nogueras, nació en el pueblo de Cidra el 2 de febrero de 1899.

En contraste a la mayoría de las mujeres puertorriqueñas de principios de siglo XX, tuvo el privilegio de recibir una educación primaria y secundaria. Cursó sus grados en la Escuela Central de Santurce y comenzó en la Universidad de Puerto Rico (UPR), recinto de Río Piedras.

A pesar de la educación formal a la que tuvo acceso, lo que Pura recuerda que la marcó fueron los cuentos que su abuela le narraba de memoria; esos que no estaban escritos en ningún libro, pero que contaban la vida diaria rural con humor y creatividad.

Crecí en un hogar de contadores de historias. En Puerto Rico, las historias que escuchaba pasaron de boca en boca por generaciones.”

Como en La Carreta de René Marqués, su familia cidreña fue del campo a la ciudad para terminar en la metrópolis. En 1921, un viaje para la boda de su hermana desembocó en una nueva vida en Nueva York, donde residiría hasta el final de su vida.

La bibliotecaria que sabía español

Pura trabajó en la industria de la aguja al llegar a Nueva York, como tantas otras puertorriqueñas diaspóricas.

Su carrera bibliotecaria inició al abrirse una plaza de asistente extranjera en la biblioteca pública. El conocimiento del idioma español hizo la diferencia para adquirir el puesto en una ciudad con comunidades latinas crecientes.

Así, Pura se convirtió en la primera bibliotecaria boricua y latina de la prestigiosa institución.

El camino de su vocación se siguió abriendo tan pronto como recibió su primera tarea: organizar la sección de cuentos folclóricos. Al no encontrar ninguna obra en español, y mucho menos de Puerto Rico, decidió que esta no debía ser la realidad para la creciente niñez boricua que estaba llegando a la comunidad.

Busqué los cuentos que oí de niña (…) Para mi sorpresa, no encontré ni uno. Un sentimiento de pérdida se despertó en mí. Deseé tanto preservar ese folclor para la niñez en esta nueva tierra. Supe que conocer su cultura despertará un sentido de orgullo e identidad”.

En 1932, escribió Pérez and Martina, el primer libro boricua que tendría la Biblioteca de Nueva York. También, era bilingüe, siendo el primero de este tipo publicado por una editorial estadounidense.

Nuestra pionera no se detuvo en su objetivo de que la diversa niñez neoyorquina se acercara a la biblioteca y la biblioteca a ella. Tomó cursos universitarios de narración de cuentos infantiles, literatura y titiriteo para crear cuentos, titeradas y actividades que reprodujeran la cultura puertorriqueña. 

La administración de la biblioteca la respaldó y comenzó a transferirla a las sucursales en las comunidades que comenzaban a recibir flujos de boricuas durante el Gran Éxodo de 1950.

Para 1968, llevó la biblioteca físicamente al barrio con el teatro de marionetas rodante de la Biblioteca Sur del Bronx. Mediante este contacto comunitario, se le acercaban familiares y organizaciones para incluir la cultura y el idioma español en sus propias actividades. 

Una de las anécdotas que contaba era sobre abuelas y padres que le pedían escuchar los cuentos en español para recordarlos y contarlos en sus propios hogares.

La relevante filosofía de Pura

Además de conocer la enorme lista de aportaciones de esta mujer cidreña, tenemos que contextualizar la valentía de su filosofía bibliotecaria.

Pura implementó la mayoría de sus esfuerzos en un Nueva York y Estados Unidos donde la segregación racial fue legal hasta 1964. En medio de esta injusta realidad social, ella era una mujer afrodescendiente, latina y puertorriqueña que estaba convirtiendo la sección infantil de la biblioteca municipal en un espacio multicultural.

Durante un rato al menos, a través del poder de una historia y la belleza de su lenguaje, el niño escapa a un mundo propio. Sale de la biblioteca más rico de lo que entró”.

Con sus actos, vemos que Pura veía la biblioteca como un lugar donde toda la niñez y sus familias son bienvenidas. Así, refutó la dominante visión cultural eurocéntrica y la creencia de culturas inferiores.

Otro aspecto de su filosofía fue la inclusión de esa historia oral que la motivó en su propia niñez. Por eso introdujo el folklore boricua en ambos idiomas.

Es importante recalcar que su visión no era necesariamente un acto nacionalista sino de desarrollo cultural íntegro. Según sus propios escritos, Pura actuaba para que la niñez puertorriqueña y latina obtuviera un sentido de identidad y pertenencia en un nuevo país.

Por esto, sus obras fueron bilingües; entendía importante aprender el idioma del país nuevo (inglés) pero sin descuidar el materno (español). Esto ayudaría a las distintas generaciones de boricuas a sentir orgullo de donde vienen, y a la vez lograr el éxito en el país donde viven.

Tal vez, concluyó que, como le ocurrió a ella, dominar su idioma materno la diferenció positivamente a la hora de obtener ese empleo bibliotecario en el que encontró su vocación.

La pionera en la diáspora

Pura Belpré falleció en 1982 a los 83 años. Dejó ocho libros infantiles publicados y 15 cuentos sin publicar.

En Estados Unidos, se creó en su honor el Premio Pura Belpré para textos que mejor describan la experiencia latina en la ciudad. También lleva su nombre una escuela pública del Bronx.

En Puerto Rico, no es muy conocida, más allá de llevar su nombre la colección infantil de la Biblioteca de Ciencias Bibliotecarias e Informáticas de la UPR.

Aun así, el trabajo de Pura se puede ver como paralelo al de otro gran afroboricua de Nueva York: Arturo Schomburg. Ambas figuras diaspóricas iban al rescate cultural para afirmar el valor intrínseco de la cultura puertorriqueña, antillana y afrodescendiente.

¡Que Pura Belpré se quede en nuestra memoria colectiva como pionera de la todavía creciente diáspora puertorriqueña!


Referencia

Historias de mujeres puertorriqueñas negras, Rosario Méndez Panedas, Editorial EDP University, 2020


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