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Blanca Canales Torresola: la trabajadora social vuelta revolucionaria

“Tenemos que continuar aunque nos tome 100 años”.
-Entrevista, Voces Pro-Independencia

La imagen ha pasado a ser histórica por el impacto que provoca su aparente contradicción. Una mujer mayor vestida en típica bata de abuela, con mirada fija, y un rifle alzado con fuerza en ambas manos.

Ella fue Blanca Angelina Canales Torresola: una pionera de  la profesión del Trabajo Social en Puerto Rico que terminaría convirtiéndose en la primera mujer que lideró una revuelta armada contra Estados Unidos… y lo hizo sin disparar un solo tiro.

En BoriFrases, te contamos la historia de nuestra Blanca para que sea recuperada y difundida para el orgullo de las mujeres y niñas puertorriqueñas.

Blanca nació un 17 de febrero de 1906 en Jayuya. Ella se crio en el seno de poetas y líderes. Su padre fue Rosario, uno de los fundadores y primer alcalde jayuyano, y sus hermanos fueron los legisladores Nemesio y Mario.

Consuelo, su madre, asumió las riendas completas de su crianza ante la muerte de Rosario. La familia se mudó a Ponce, donde creció inmersa en reuniones políticas.

La joven sentía un propósito libertario al leer sobre mujeres históricas como Juana de Arco, de quien llevó una foto en sus eventuales actos nacionalistas. 

“Mi contacto con el pueblo, con ese pueblo sufrido, que yo llegué al convencimiento que todo trabajo social es un paliativo para sostener esta colonia y que la gente no se sublevara”. 
-Pioneras de la profesión de Trabajo Social (p. 54)

Mientras estudiaba en la Universidad de Puerto Rico en 1928, fue escogida para pertenecer al primer grupo de trabajadoras sociales de Puerto Rico. Para caer dentro de estas 28 pioneras, fue referida por el alcalde de su pueblo debido a su buen desempeño académico y, sin duda, al privilegio de sus apellidos.

Su primer trabajo fue como enlace comunitario para un estudio de parasitismo intestinal de la Escuela de Medicina Tropical (hoy Recinto de Ciencias Médicas). Luego, regresó a Jayuya a trabajar en su Segunda Unidad Rural (escuela) con un enfoque de organización comunitaria y autogestión.

En el marco de la Gran Depresión y la economía de la caña de azúcar, Blanca trabajó con la pobreza extrema y sus recursos se limitaban a la beneficencia privada, ya que los programas sociales todavía no habían sido implementados. Su extensa labor la ascendió a directora del distrito de Ponce de estas escuelas, puesto para el que Albizu Campos le ofreció referencias de amistades respetadas en ese pueblo.

El revolucionario pasaría a jugar un rol de mentor desde que fue escuchado discursar por Blanca en la Universidad de Puerto Rico. El cautivador verbo de Albizu Campos le hizo ver que era posible realizar ese propósito libertario que Juana de Arco le inspiró.

Y es que, para la década del 1940, la División de Bienestar Público (hoy Departamento de la Familia) sí fue creando los programas sociales del Nuevo Trato. Aunque esto representaba una atención gubernamental a la pobreza, Blanca expresó su frustración ante la lenta burocracia que no atacaba la raíz: el colonialismo.

“Desdoblé la bandera, agarrándola por el triángulo azul (…) La ondeé muchas veces y grité ¡Viva Puerto Rico libre! e invité a la gente de abajo a unirse a la Revolución”.
Nationalist Heroines (p. 62)

Durante la represión al independentismo del 1950, Blanca estaba inmersa en el Partido Nacionalista y era miembro de sus grupos femeninos, Cuerpo de Enfermeras e Hijas de la Libertad. 

Ya era una de las personas de confianza de Albizu Campos, quien era huésped en su finca (hoy Museo Canales), donde le proporcionó seguridad ante la constante amenaza de arresto. 

Fue aquí que llegó su momento.

Para el 30 de octubre de 1950, al mediodía, las juntas nacionalistas de diversos pueblos acordaron tomar sus pueblos por la fuerza para denunciar la legalización de la colonización mediante la Ley 600 (creación del Estado Libre Asociado).

En su finca del barrio Coabey, Blanca entrenó a los cadetes en armas, los organizó y usó su carro para tomar los edificios públicos de Jayuya.

Aunque a ella la arrestaron más tarde ese mismo día, la revolución aguantó la represión hasta el 2 de noviembre, cuando la aviación estadounidense bombardeó varios pueblos.

El gobierno la acusó de matar a un policía y herir a otros tres, pero no pudo demostrar que ella en sí haya tan siquiera disparado. Su participación directa conllevó destruir propiedad federal como las boletas de servicio militar obligatorio y ondear la bandera puertorriqueña de su casa en el segundo piso de la farmacia y gritar: “¡Viva Puerto Rico libre!”.

Sin embargo, ella deseó ser juzgada en conjunto con los demás participantes. Blanca perdió su trabajo, su licencia profesional de por vida y pasó 17 años encarcelada hasta 1967.

Durante su tiempo en cárceles de Estados Unidos y Puerto Rico, organizó a las presas a favor de mejorar sus condiciones; mientras tanto, su correo era abierto, traducido y enviado al Federal Bureau of Investigations (FBI).

“El indulto decía que se me ponía en libertad porque estaba enferma, era ya anciana y no habían podido rehabilitarme. Esto último significaba que no habían podido cambiar mis convicciones en cuanto a la práctica nacionalista y la lucha libertaria”. 
Entrevista, Voces Pro-Independencia

Al salir de prisión por indulto humanitario, Blanca tenía 61 años y estaba muy limitada debido a enfermedades. Siempre visitada y admirada por familiares y amistades; sus actividades políticas fueron pocas.

Aunque no volvería a pisar la finca familiar que ofreció a la libertad patria, ella pudo atender a la inauguración del Museo Canales en sus predios, recuperado por sus compueblanos(as).

Nuestra heroína murió, a sus 90 años, un 25 de julio de 1996, día en que se conmemoraba lo que ella repudió: el Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

A pesar de su increíble historia, según la investigadora Olga Jiménez, los artículos de prensa sobre ella de la época se enfocaban en su opinión sobre líderes hombres de la revolución, en vez de su propio liderazgo.

Que esta columna sirva al esfuerzo de inmortalizar su nombre y su gesta, como la Juana de Arco que tanto admiró.

¡Qué viva la jayuyana: Blanca Canales Torresola!


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Referencias:

Entrevista con Blanca Canales, Voces Pro-Independencia, White Star Press

Pioneras de la profesión de Trabajo Social, Nilsa M. Burgos Ortiz, 1998, Publicaciones Puertorriqueñas 

Nationalist Heroines: Puerto Rican Women History Forgot, 1930 – 1950s (2016) Olga Jiménez de Wagenheim

 

 

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