Sí, sentía miedo. Fue hace poco más de cuatro años. Pero tenía tantos deseos de hacerlo que planifiqué, empaqué y me fui, con todo y miedo, sin nadie a mi lado. El “balde de agua fría” me cayó encima en el taxi que me llevaría a un hotel en Cartagena, Colombia. “¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿Qué haces en un taxi sola en Colombia?! ¡Nadie te está esperando en el hotel! ¡Estás loca!» Era la primera vez que pisaba tierra extranjera, solo conmigo. A la verdad que nunca había pensado en esa posibilidad hasta que una situación familiar me motivó a dar el paso. Y allí estuve por cinco inolvidables y maravillosos días, conmigo. Me gustó… Desde entonces, me convertí en fiel creyente de que toda mujer debe viajar sola, aunque sea una vez en su vida.