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Chamir Bonano denuncia e incomoda por medio de la bomba

Cariñosamente conocida como “La Voz Dulce de la Bomba”, la cantante puertorriqueña Chamir Bonano trae su toque especial a la tradición folclórica. 

Con más de 20 años en este género, ha tenido la oportunidad de participar en grabaciones discográficas de artistas conocidos popularmente como Tego Calderón. Participó en el disco The Underdog del exponente y en Calle linda 2 y Calle linda 3 de Pirulo y la Tribu. Estas colaboraciones surgieron gracias a la experiencia adquirida en grabaciones discográficas de proyectos como Tiempo al tiempo, de los Rebuleadores de San Juan, y Esta es mi rumba y ¡Ya Está! ¡Se formó! del taller folklórico Yubá Iré. 

A lo largo de su carrera como exponente de la bomba puertorriqueña, Chamir ha participado de agrupaciones como Bataklán, Dulce Coco y el Combete, El Laberinto del Coco, entre otros. 

Bonano, quien forma parte del coro de la agrupación Pirulo y La Tribu, también ha participado en tres especiales del Banco Popular (Más de un siglo, con Choco Orta, canción De bandazo 2018; Tiempos de aguinaldo, con Melina León, canción El cardenalito 2019; y Ellas: Mujeres en la Música, con Chabela Rodríguez, canción Así es mi tierra 2021). 

La carolinense es madre y maestra. Tiene preparación académica en psicología forense y, como exponente del folclor, cuenta que “me encanta lo que hago”. Es así como se descubre el mundo de esta feminista y guerrera boricua, quien, con su voz y sus ideas creativas, va despertando conciencia y experimentando con la bomba. En esta entrevista, habla de su trayectoria, sus proyectos y sus perspectivas de las luchas de nuestro país.

– Háblanos de tus inicios en la bomba puertorriqueña.

Fue el maestro rumbero, cantante y folclorista Héctor Calderón Torres, director del conjunto Yubá Iré, quien me puso “La Voz Dulce de La Bomba”. Siempre he estado cerca de la música y la cultura, la salsa, los boleros, la plena e incluso la bomba. En casa, todo eso fue parte de mi entorno. Pero mi anhelo por hacer bomba, me llegó luego, cuando estaba en universidad (por el 1999- 2000). En el caso mío, un familiar, Pablo Luis Rivera (del grupo Son del Batey), siempre me decía: ‘Mira, los domingos hay bomba’ (en un negocio que se llamaba Rumba, en Viejo San Juan). Para aquel entonces, íbamos mucho a las discotecas y no estábamos en esa onda del folclor. Una noche nos fuimos con el corillo de jangueo y, al salir de la disco, nos fuimos a caminar por San Juan y escuchamos los tambores. Recordamos lo que Pablo nos hablaba y decidimos entrar a Rumba. Conocí a Son del Batey y a Aubrey Barbosa, como cantadora. Quedé enamorada. De ahí en adelante, no me perdí las bombas en Rumba, y por ahí, fui conociendo otros exponentes. Luego, hice la audición con el Grupo Bataklán y ahí comencé oficial y profesionalmente en la bomba. Me tomé el tiempo para conocer más sobre la bomba, en general, y los personajes importantes y destacados como la familia Cepeda, Los Ayala, Nelly Lebrón-Robles, Paracumbé, entre otros. Y así poco a poco integrándome como exponente de este género.

– Con más de dos décadas en el género, me imagino que habrás visto muchos cambios. En cuanto al rol de la mujer, ¿ha cambiado bastante?

– En la bomba, cuando llegué, no era como que había un montón de mujeres cantando. Por lo menos, esa no fue mi experiencia en los espacios que me moví; esa no era la norma. No eran muchas las mujeres quienes lideraban como cantadoras; había cantadores. De los que puedo mencionar, Héctor Calderón Torres, Pablo Luis Rivera, los Hermanos Emmanuelli. En ese entonces, tendrías que ir a un show, algún espectáculo y ahí podías ver algún que otra, por ejemplo, de las que sí sé que estaba, aunque no era algo que tuviera superaccesible, era doña Isabel Albizu Dávila [de la Escuela de Bomba y Plena en Ponce]. No es decir que no los había, es que en los círculos que nosotros estábamos, no se veían mucho. Pero también estaba Cristy Mangual [de Mayagüez]. En la diáspora,  estaba Nellie Tanco, que a mí me encanta; una voz y lo que transmite con su voz espectacular. Siempre ha habido personas (mujeres) de la comunidad que hacen coro, pero hablando, desde que comienzo desde el 2000, para acá. En ese sentido, ha habido un incremento abrumador de participación de mujeres y no tan solo como cantadoras y bailadoras, sino como tocadoras, que antes eso no se veía. 

– Se entiende que la bomba puertorriqueña es y siempre ha sido una plataforma en la que  levantamos nuestras voces de lucha y resistencia. 

– De mi amiga, Dominga (Estrella Flores Anaya), escuché estas palabras: ‘La bomba es el camino a la libertad’. Eso me impactó porque es una realidad tanto como pueblo y como individuos desde nuestro espíritu, de nuestras almas, hasta físicamente hablando como sea que lo pongamos. En efecto, la bomba en sí misma (sin necesidad de ninguno de nosotros) es esa representación máxima de la resistencia y es una herramienta de lucha que estamos heredando. Que el sonido de ese tambor por sí solo ya es representación de resistencia y que nosotros podamos tener eso hoy día como ejemplo de esos ancestros nuestros que fueron tan maltratados y lucharon por mantener vivo algo que los llevara a un sentimiento de libertad en esa música. A través de la bomba, llevamos un mensaje de exponer cosas que nos incomodan, denunciar cosas que hay que mejorar y que nos lleva de verdad a ese momento donde ojalá todos podamos ver que somos libres.

– Hablando del impacto del tambor y este género, estoy viendo muchos jóvenes en el folclor. ¿Estás notando mayor interés de nuestra juventud en seguir con esta música?  

– Sí, ha habido más interés de la juventud. Incluso, tengo una fanaticada de niños que me sorprende, cuando vamos a los sitios, y ver las caritas de los nenes así de emoción, que se saben las canciones. Les encanta Semilla de libertad que es un tema tan fuerte. Hasta vi un video de una escuela con niños, en su graduación, y bailaron y cantaron. Se me bajaron las lágrimas. No ha sido algo planificado de decir: ‘Vamos a hacer esto para llegar a los niños’, pero, cuando las cosas se hacen de corazón y con la energía que es correcta, esas cosas pasan sola y si le estamos llegando a los niños con un mensaje tan importante como este, pues ya tenemos la mitad del camino andado sin importar qué vaya pasar después. También, se le está dando mayor importancia [al género] en el sistema de educación, por ejemplo, ya en la UPR tienen una clase con crédito y todo de bomba. Antes no lo veíamos.

Y es que definitivamente el acercarte a este género te va a llevar a una realidad desconocida porque nuestra historia está maquillada, bien arreglado todo, bien color de rosa y no nos lleva a la realidad. Al estar cerca de la bomba, donde, por ejemplo, se habla del maltrato de las personas esclavizadas. Entonces, vas buscando más información, aprendiendo sobre nuestra historia y, cuando vienes a ver, estás defendiendo esto a capa y a espada. Hay que contar la verdad porque los textos [en las escuelas] no hablan sobre la realidad de nuestra historia.

– Pensado en tu sencillo, A la buena sí, se entiende que es un tema que habla de nuestra sociedad. ¿Cómo ves llevar un mensaje a través de tu voz y de la bomba?

A la buena sí es un tema que está señalando un comportamiento errado que hay en nuestra sociedad que tiene todo que ver con el patriarcado, el comportamiento machista y todas esas nociones dañinas que nos afectan como sociedad. Como colectivo, deberíamos estar todos conscientes, y saber que estamos dentro de ese proceso de desintoxicación. También, reconocer que todavía nos quedan rastros y tenemos un importante ejercicio que hacer de adentro para afuera. Creo que cada quien, desde su trinchera, tiene un trabajo que hacer y nosotros como propuesta musical tenemos el compromiso de a través de nuestras letras visibilizar estas problemáticas y llevar ese mensaje, que la gente lo baila y lo goza, pero igual hay un mensaje inmerso ahí que confiamos en que está quedando en las mentes de quienes nos escuchan. Importante señalar que esto no es una lucha de mujeres, es una lucha de pueblo, donde todos -mujeres y hombres-  debemos estar conscientes y comprometernos con mejorar para poderle transmitir a nuestros niños unos pensamientos y unas posturas distintas que sigan y dejen atrás la conducta dañina que nos hace tener el patriarcado.

– La canción Semilla de libertad también es otro mensaje superimpactante. Háblanos sobre ese proyecto.

– La experiencia sobre hacer el proyecto de Semilla de libertad fue un apoyo a los agricultores.  En este caso que llevamos [con mi pareja] años apoyando y consumiendo de los alimentos limpios de agrotóxicos que cosechan Aixa Tolentino y Gustavo González en PAC (Proyecto Agroecológico Campesino) en Lares. Entonces, cuando surge la oportunidad de grabar este tema, que es una composición de Emil Martínez-Roldán (El Hijo de Borikén), rápidamente pensé que si se podía finalmente grabar y hacer todo lo que correspondía, sabía que tenía que ser en la tierra de Gustavo y Aixa. Hablé con Aixa, y le hablé de mis intenciones. Ella rápido dijo que sí. Viendo una necesidad de visibilizar a los agricultores como parte de la clase trabajadora que lamentablemente se ha ido excluyendo, quisimos señalar el trabajo de la agricultura que es tan importante. La intención, pues sí era dedicar este tema de Semilla de libertad a los trabajadores, en especial dedicado a los agricultores. Fuimos dos días allá, grabando diferentes cosas. Fue una experiencia de extrema satisfacción. Sentía que la tierra vibraba. Fue algo espiritual… superpoderoso.

– En cuanto al género de la bomba, hay quienes son puristas y temen hacer cualquier tipo de fusión con nuestra música autóctona puertorriqueña, al decir que se va a diluir, cosas semejantes. Al escuchar tu sencillo, Darío (con el grupo de reggae, Gomba Jahbari) es obvio que estás abierta a experimentar. ¿Cómo ves ese tema que puede verse controversial?

– Pues antes de atreverme a hacer esto, había estado haciendo bomba tradicional, lo que lleva los elementos (percusión y voces) fundamentales que son los tambores, cua, maraca y voz con la dinámica de llamada y respuesta. O sea, ya llevo más de 20 años en la bomba y creo que me podía atrever a hacer otras cosas y con la licencia de tener una base sólida. Es decir, al tener conocimiento enriquecedor de diferentes fuentes y todas las experiencias que tuve antes de [hacer esto]. No fue que del saque que vine sin conocer, sin tener un fundamento a decir: ‘Pues vamos a ponernos a experimentar’. No, eso no fue así. Por eso, es que con el concepto mío ya como solista, pues ahora me atrevo ya en este punto a, desde la bomba, conectar con otras corrientes musicales. En este caso de Darío, fue con el reggae. 

Siempre digo que, en ‘Chamir Bonano solista’, la protagonista es la bomba. Ahí, no falta nada. Tenemos todos los elementos y la estructura. Darío es una bomba con reggae que, para mí, quedó bien balanceado. Los barriles están bien presentes. Yo, en mi esquina, cantando bomba y Don Carmelo, en su esquina, cantando reggae. Se entiende que esta música tiene el reto de no tener tanta difusión y hay trabajo que hacer. Se están haciendo muchos proyectos buenos. También, hay que entender que la intención no es disfrazar la bomba para que a la gente le guste. No pienso que a la bomba le haga falta algo para que la gente le guste. Me enamoré de la bomba como es. Con este proyecto, lo estoy haciendo porque me da la gana. Estoy experimentando cosas diferentes y que sigue siendo con el fundamento [de la bomba], pero también me saca de la zona conocida. 

De nuevo mi curiosidad, ¿hay algo personal de tu vida que la gente desconoce, que quisieras compartir con el pueblo puertorriqueño? 

– Pues, fíjate, sí. Es algo que lo estoy compartiendo por primera vez. Que soy pariente del pelotero y gran puertorriqueño Roberto Clemente. La mamá de mi abuelo materno José Antonio (Toño) González Clemente era Francisca Clemente (se hacía llamar Mónica Clemente). Ella era la hermana de Melchor Clemente (el papá de Roberto Clemente). El tema no es que lo estuviera escondiendo, pero no lo hablo porque no quisiera que fuera como un gancho. Ese sentir de ‘sacarle jugo’ a eso. Pero sí, en mi familia, siempre se lleva su legado con mucha honra y, por mi parte, me siento muy orgullosa de tener ese gigante como parte de mis ancestros que me fortalecen.

 

 

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