(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
Las luchas feministas por la justicia y equidad de las pasadas cinco décadas dieron paso a un movimiento de “mujeres ayudando a mujeres” que sigue vivo en el desarrollo de organizaciones, redes de apoyo, programas de servicios, albergues y espacios comunitarios, educativos, laborales y religiosos. Esas luchas, apoyadas por un cuidadoso análisis desde las perspectivas de género y derechos humanos, contribuyeron a que hoy contemos con leyes que prometen efectividad y sensibilidad en la prevención y atención de delitos sexuales, violación, acecho y hostigamiento sexual en el hogar, la calle, el empleo y los centros educativos.