En la foto, Jocelyn Géliga Vargas, Zulnette García Ramos, Luisa Seijo Maldonado, Virgen Ramos Rodríguez y Suzette Álvarez Soto.
¿Cómo se construye, desde la universidad pública, un modelo que salva vidas y previene la violencia de género?
El programa de apoyo a sobrevivientes de violencia de género SIEMPREVIVAS del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) es un ejemplo de un esfuerzo efectivo.
Los testimonios de muchas de las más de 1,400 mujeres participantes, en sus más de tres décadas de existencia, eevidencian que el dolor puede transformarse y que es posible sanar. Pero, además, muestran que también se puede construir liderazgo, hacer activismo por la equidad, y educar y crear conocimiento académico.
SIEMPREVIVAS, que surgió en el RUM a finales de la década de 1990, como iniciativa de la profesora y trabajadora social Luisa Seijo Maldonado, es un espacio al que llegan estudiantes y personas de los pueblos cercanos al recinto con las heridas del abuso machista. Allí, se encuentran con otras que llegaron antes, que fueron acompañadas y que ahora acompañan, lo mismo en los procesos de denuncia y juicio, que en el crecimiento de cada una como líder, y como profesional ética, empática y solidaria. Hay grupos de apoyo, capacitación y una forma de solidaridad que se manifiesta de manera horizontal, sin jerarquías, que convierte a sus participantes en compañeras, amigas y hermanas.
Muchas de las que participaron durante sus años en el RUM han sido vocales en la importancia de SIEMPREVIVAS en su formación, y en la necesidad de crear esfuerzos similares en otros espacios universitarios y comunitarios.
Con el objetivo de validar y documentar su modelo para facilitar su replicación, SIEMPREVIVAS inició en 2014 un proceso de sistematización de experiencias. El resultado es el estudio Aprendizajes desde la práctica feminista para acompañar, educar y transformar, que se presentó este martes en el RUM.
Zulnette García Ramos, quien fue participante del programa, compartió durante el evento una de esas experiencias que forman parte del estudio.
“Llegué a SIEMPREVIVAS RUM cargando con culpas que no me correspondían, con heridas que no sabía nombrar y con la sensación de estar sola”, contó García Ramos en el prólogo, que compartió durante la presentación. “El grupo de apoyo me enseñó que no estaba rota, que mi historia tenía eco en las historias de otras, y que el dolor no es un asunto individual, sino una consecuencia de estructuras de opresión que podemos y debemos transformar”.
García Ramos es hoy tejedora de movimiento de la Fundación de Mujeres en Puerto Rico, organización que facilitó el estudio, con el auspicio de Fundación Comunitaria de Puerto Rico.
“Este estudio confirma, con evidencia empírica y metodológica, lo que las historias ya habían revelado: que el acompañamiento feminista, cuando se enraiza en la comunidad y se articula con la academia, sana y también educa, moviliza y forma liderazgos”, subrayó García Ramos.
Fundamental la perspectiva de género y el feminismo
La investigación estuvo a cargo de la psicóloga social comunitaria Virgen Ramos Rodríguez, quien destacó algunos aspectos característicos del modelo de SIEMPREVIVAS RUM: que está centrado en las sobrevivientes, priorizando su validación, autonomía y seguridad; su enfoque no patologizante del trauma; las relaciones horizontales, el apoderamiento como eje central, y el enfoque comunitario.
Los grupos de apoyo, además, son un servicio medular. Son espacios intergeneracionales, horizontales y abiertos, que facilitan las mismas participantes que se han formado desde el propio programa. Combinan apoyo emocional, aprendizaje colectivo y activismo feminista, como la Marcha Violeta que sea realiza en el recinto en el contexto del Día de No Más Violencia Contra las Mujeres.
Entre los hallazgos de la sistematización, resalta como un principio a replicar la definición del programa como un esfuerzo feminista que integra la perspectiva de género y tiene como punto de partida los derechos humanos. Este enfoque permite cuestionar las desigualdades y estructuras patriarcales y promueve la equidad como parte fundamental de su gestión.
“SIEMPREVIVAS parte de la idea de que la vida libre de violencias es un derecho humano y que, por la tanto, la violencia de género es una violación de derechos humanos que atenta contra otros derechos, como la seguridad, la vida, la educación, la vivienda. Por eso, las necesidades básicas de las participantes de servicio son primordiales para el programa, pero rompiendo con visiones asistencialistas de servicio. El servicio de apoyo es una forma de hacer valer los derechos humanos de las sobrevivientes”, destacó Ramos Rodríguez.
Otros principios son la interculturalidad y la interseccionalidad.
También, se identificaron como buenas prácticas la accesibilidad de los servicios, el acompañamiento constante a las sobrevivientes y la creación de espacios comunitarios seguros y empáticos.
“Este modelo demuestra cómo los servicios de apoyo, diseñados desde una perspectiva feminista, no solo contribuyen al bienestar individual, sino que siembran las bases para un cambio estructural y sostenido”, lee el estudio.
Honores para la profesora Luisa Seijo Maldonado

“La solidaridad no se discursa; se practica” es una frase que quedó marcada en las participantes de SIEMPREVIVAS y que resume la trayectoria de su fundadora, la profesora Luisa Seijo Maldonado. Así la recordaron durante la presentación: acompañando a sobrevivientes a vistas judiciales, interponiendo sillas entre ellas y el agresor, enfrentando la burocracia para defender el programa y demostrando, con la acción constante del activismo, su compromiso con la equidad. Su ejemplo se convirtió en inspiración para varias generaciones de mujeres que pasaron por SIEMPREVIVAS.
“El dolor usted lo puede transformar en acción y vida”, dijo Seijo Maldonado.
Como muestra quedan los testimonios de las participantes, como Suzette Álvarez Soto, hoy coordinadora general del Centro de Transformación y Ayuda a Sobrevivientes de Violencias de Género en el Centro para Puerto Rico.
“SIEMPREVIVAS ha estado replicándose no solo desde aquí. Hoy, tenemos trabajadoras sociales, psicólogas, consejeras, entre otras que son lideresas de las organizaciones feministas y para sobrevivientes de este país. Son hoy las que combinan la perspectiva de género, inclusión y la equidad, curiosamente las palabras que hoy no podemos escribir en las propuestas”, dijo antes de dedicar unas palabras a Seijo Maldonado.
“Somos tantas las que agradecemos que vayas por la vida pidiendo perdón y no permiso para hacer lo que hay que hacer. Hoy, reconozco que tú viniste primero, que tú eres la grande. Y aunque no todo se soluciona con afirmaciones, hoy afirmo: ‘Estoy en el lugar correcto, haciendo lo que es correcto, acorde con el plan divino’”.
El legado de Seijo Maldonado se mantiene vivo en las que han sanado, se han convertido en lideresas y hoy sostienen el proyecto con la certeza de que lo aprendido puede replicarse y multiplicarse.
El estudio que documenta y sistematiza la experiencia de SIEMPREVIVAS RUM queda como una invitación a que otras universidades y comunidades adopten un modelo que, desde la solidaridad y el feminismo, ha probado salvar vidas y demostrar que otras formas de convivencia son posibles.