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Autocuidado: herencia de la lucha afrofeminista

Autocuidado - Arte por Jimena Lloreda

Arte por Jimena Lloreda @larruga

Una de las lecciones de vida más importantes para mí ha sido aceptar que, si no estoy bien de salud, mental y física, es difícil estar ahí para otras personas. Y, más importante aún, para mí misma. Porque ponernos primero no es egoísta, ¡es autoestima!  

Sabemos —y sufrimos​​— que Puerto Rico vive una emergencia de salud mental agudizada, que se une a tantas otras más, incluyendo el resto de los servicios de salud. Contar con acceso a estos servicios es cada vez más difícil. Aun con profesionales con vocación y compromiso social, no dan a basto. Tantos cantazos emocionales, políticos, fiscales, ambientales y sociales han tenido un impacto negativo en nuestro bienestar físico y mental. Especialmente, en la salud de las mujeres y de las personas negras

Autocuidarse es resistencia 

El término “autocuidado” (o ‘self-care’) es “la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y hacer frente a enfermedades y discapacidades con o sin el apoyo de un profesional de la salud”, según lo define la Organización Mundial de la Salud. Y surgió como un término médico para promover formas en que pacientes se podían cuidar y sostener hábitos saludables. Luego, su estudio se enfocó en cómo profesionales de la salud y trabajos riesgosos podían manejar el estrés de su trabajo. 

Y, en la década de los ‘60, comenzó a popularizarse el término gracias al movimiento por los derechos civiles de las personas negras en los Estados Unidos. Este movimiento, ejemplificado por el Black Panther Party, se enfocó en el bienestar y salud de las comunidades negras, especialmente la niñez, y lo hicieron, por ejemplo, con proyectos salubristas y de distribución de comida. 

Precisamente, fueron mujeres negras activistas abolicionistas como Angela Davis y Ericka Huggins quienes promovieron el autocuidado como un acto de resistencia y amor propio. Ambas, exmiembras del Black Panther Party, cumplieron cárcel por su activismo en los ‘70; y, durante su sentencia, recurrieron a la yoga, la meditación y las técnicas de mindfulness para proteger su salud física y mental. 

“Las necesidades holísticas de las comunidades negras y los activistas negros siempre han sido parte de las tácticas de los organizadores comunitarios. Las mujeres negras, a menudo cuir, impulsaron a otras activistas a cuidar de sí mismas como una práctica revolucionaria necesaria y cotidiana”, dice Maryam K. Aziz, investigadora posdoctoral en la Universidad de Penn State, en una entrevista para Teen Vogue. 

En la década de los ‘80, Audre Lord, una escritora y poeta negra y lesbiana, escribió, mientras combatía cáncer, y como parte de la colección de ensayos A Burst of Light (1988), que “cuidarme a mí misma no es autocomplacencia, es autopreservación, y eso es un acto de guerra política”. El autocuidado es un acto político radical. 

Y esto se lo debemos a las mujeres negras activistas. 

Autocuidarse es obligatorio 

Según reveló la facultad del Recinto de Ciencias Médicas, las mujeres mayores de 65 años son el sector de la población más afectado por la enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas, la diabetes, hipertensión, y trastornos de metabolismo de lípidos. Esto quiere decir que para todas las personas, y muy en especial para las mujeres, autocuidarse resulta no una sugerencia, sino una obligación. Y no lo dicta solo nuestra situación de vida en Puerto Rico, sino la ciencia de cómo funciona nuestro cuerpo. 

Un detalle fascinante y poco discutido sobre el autocuidado, es que, además de que significa muchísimo más que ir a un spa, su razón de ser y la evidencia de sus beneficios nacen de la neurociencia, que estudia cómo el cerebro y el cuerpo trabajan juntos. Y, lo que une y regula la mente y el cuerpo, es nuestro sistema nervioso; el cual se divide entre el sistema nervioso central, que consiste del cerebro y la columna vertebral; y el sistema nervioso periférico que consiste de todos los nervios fuera del cerebro y la médula espinal, incluyendo brazos, piernas y ‘tronco’ del cuerpo.

En palabras sencillas: la clave de las actividades de autocuidado es que ayudan a regular tu sistema nervioso. 

A tu estilo y según la necesidad 

Esto lo puedes lograr haciendo uso de técnicas y prácticas para autocalmarte como la meditación y aromaterapia, yoga, cantar, tocar instrumentos musicales, practicar tai chi y pintar. También, logras regular tu sistema nervioso con rutinas que incluyan hacer ejercicio y actividad física regularmente, alimentarte bien, descansar (tanto tiempo de ocio como de dormir), mantener tu higiene personal y pasar tiempo de calidad con familia y amistades (que se probó ayuda a vivir más). 

Otras no tan comentadas, pero igualmente beneficiosas, son caminar por la naturaleza en grupo (se encontró que puede ayudar a mitigar los efectos de un evento estresante); mantener tu espacio limpio y organizado; y nombrar tus emociones, lo que puede disminuir la “reactividad emocional y ayudar a regular la experiencia negativa”. ¡Hasta acariciar a tu mascota tiene beneficios para tu salud! 

Como ves, el autocuidado no tan solo incluye prácticas que procuran tu salud individual, sino también que te apoyan en mantener actitudes positivas. Todas pueden ayudarte a vivir más feliz. Y todas estas acciones las puedes combinar y diseñar en rutinas que sean realistas a tu vida. Y vale la pena hacerlo, porque adoptar estas prácticas temprano en la vida es crucial para ser adultos y envejecientes saludables. 
Para apoyar tu bienestar, preparé esta playlist en Spotify con canciones que, en pocas palabras, me hacen sentir bonito. También me recuerdan que esto es una cadena: practicar amor propio lleva a la autoestima, y de ahí nacen las fuerzas para crear y sostener estas rutinas de vida que nos ayudarán a vivir en plenitud, aún en tiempos de crisis. Porque nos lo merecemos.

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