(Ilustración por Rosa Colón)
Las restricciones mayores a la autonomía de los cuerpos de las mujeres y de las personas trans ha sido una de las consecuencias de la crisis sanitaria que comenzó en Puerto Rico en marzo del año pasado.
Los anticonceptivos orales y otros métodos de planificación han sido reconocidos por las organizaciones internacionales de salud como medicamentos esenciales porque les permiten a las mujeres y personas gestantes ejercer sus derechos sexuales y reproductivos sin el miedo a un embarazo no deseado.
No obstante, a raíz del COVID-19, y según el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), el acceso a anticonceptivos está disminuyendo. La planificación familiar y la anticoncepción se encuentran entre los servicios de salud más interrumpidos.