Recuerdo pasar mis veranos en la Tienda Carmen Neris, ubicada en el mismo centro del pueblo de Patillas. Pasaba horas entre hilos, tijeras, agujas y uniformes de las escuelas del sureste del país. Me levantaba a las siete de la mañana todos los días y desayunaba una buena avena hecha por la comerciante Carmen Neris.
Esa señora, que es conocida por todos en la Esmeralda del Sur, es mi abuela. Ella es “Mama”, como le decimos todos en la familia.