A los 8 años, la mayoría de les niñes deberían estar jugando sin preocupaciones. Hay quienes logran jugar y preocuparse como una extensión de lo divertido. Una de esas niñas saltarinas era L’Orangelis Thomas Negrón. Desde muy pequeña tenía que tomar medicamentos, aunque, en un principio, no sabía para qué eran. Más tarde, cuando aprendió a leer, escribir y a utilizar un diccionario, lo supo. En su curiosidad, quiso traducir las instrucciones de las pastillas que ingería a diario y fue así que entendió que vivía con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Un año más tarde, su madre se lo confirmó.