(Foto principal: Facebook Proyecto Matria; Fotos de Amárilis Pagán Jiménez: Esteban G. Morales Neris)
Trabajar temas relacionados con la violencia, el acceso a la vivienda, el microempresarismo y la convivencia solidaria desde un acercamiento con perspectiva de género representa un reto para cualquier organización. Por los pasados 15 años, el Proyecto Matria ha liderado iniciativas dirigidas a impactar mujeres y familias con el fin de demostrar que otros modelos sociales son posibles cuando se aspira a combatir las desigualdades y violencias que afectan a los sectores más vulnerables de la población.
Fundada en el 2004, Matria ha crecido en términos de personal y también en la ampliación de los objetivos que guían su labor como organización feminista. Su oficina matriz ubica en el Municipio de Caguas. Tras 15 años de servicio, su equipo de trabajo y colaboradores repasan sus logros y miran con optimismo el futuro, sabiendo que queda mucho más por hacer.
Con motivo del decimoquinto aniversario de la organización, Todas conversó con la directora ejecutiva de Matria, Amárilis Pagán Jiménez, sobre las aportaciones de la entidad que dirige y las expectativas para los próximos años.
Como toda organización, el Proyecto Matria se fundó con unos objetivos particulares. En el transcurso de estos 15 años, ¿qué aspectos han integrado a la misión de la organización, que no necesariamente estaban contemplados cuando comenzaron en la década pasada?
–Cuando nosotras empezamos, nuestro objetivo principal era trabajar con mujeres que habían experimentado situaciones de violencia doméstica y que necesitaban vivienda y desarrollo económico para poder mantenerse fuera de esa relación violenta. Pero, tan pronto comenzamos, nos dimos cuenta que teníamos que ampliar esa población y comenzamos a trabajar con otras manifestaciones de violencia de género, y comenzamos a atender mujeres jefas de familia, exreclusas, y, siempre, hemos atendido mujeres lesbianas. En términos de cambios, desde la fundación hasta el presente, añadimos la incubadora de microempresas en el 2006, ampliamos el programa de vivienda para que fuera de vivienda permanente, además de transitoria; expandimos nuestros programas para tener especializaciones en comunidades LGBT, desarrollamos programas de educación profesional y de educación comunitaria, y tenemos ahora mismo un proyecto de recuperación, Casa Solidaria en Orocovis, que es otra sede que tenemos nosotras, casi igual de importante que la oficina matriz. Ahí trabajamos con familias completas, no solamente con mujeres.
Entre los logros que Matria ha tenido durante los pasados 15 años, si fueras a enumerar tres que entiendes que sobresalen o atesoras de manera especial, ¿cuáles serían?
–Lo que más quiero de Matria y lo que más me enamora y quiere el resto del personal es el trabajo de activismo por los derechos de las mujeres y los derechos humanos en general, incluyendo las comunidades LGBT. Esa es la parte que nos permite a nosotras, como organización, trabajar para lograr cambios sociales que eliminen la violencia y la pobreza que atestiguamos cada día en los programas.
La otra cosa que más me gusta es la incubadora de microempresas. Ese modelo, nosotras lo creamos en Matria, lo desarrollamos en Matria. Es único. Es una incubadora que incorpora servicios psicosociales, apoderamiento, acompañamiento y ha dado muy buenos resultados.
En tercer lugar, está el proyecto Casa Solidaria de Orocovis. Ese proyecto de desarrollo comunitario, que empezó con un proyecto de recuperación por el huracán, pero se ha convertido en un proyecto de desarrollo comunitario con perspectiva de género, de derechos humanos y apoderamiento. Transversalmente a todo eso, saber que somos el tipo de organización que respeta la humanidad de las personas que atendemos, incluyendo su autonomía y su idiosincrasia.
Son muchas las mujeres que han recibido servicios de Matria. ¿Han tenido comunicación con mujeres que en el pasado se beneficiaron de los programas de la organización? ¿Cómo miden el éxito de sus iniciativas?
–Lo hemos medido a través de estudios. Pero aparte de los estudios, en términos cotidianos y experiencias, nosotras, el 13 de julio, vamos a tener un encuentro de participantes de los 15 años. Tenemos ahora mismo una campaña en Facebook y a través de las páginas de redes sociales y ha habido participantes que han escrito voluntariamente. Una de ellas estaba comentando que se acordaba cuando Matria comenzó y lo mucho que la había ayudado.
Hace poco yo salí de un café, en Miramar, y veo a esta mujer que se me quedó mirando, pero son tantas participantes que, de momento, no la reconocí. Me preguntó si yo era Amárilis Pagán y le dije que sí. Me dijo que había sido participante de Matria y me enseñó a las hijas y los hijos que son adultos y yo los había visto chiquitos. Me dijo que “si no hubiera sido por ustedes, yo no hubiera logrado todo lo que he logrado, que es tener mi empleo, mi casa, haber criado a mis hijos, verlos estudiando”. Es algo que vemos todo el tiempo.
Pensando ya en los próximos 15 años del Proyecto Matria, ¿qué aspectos entiendes que se trabajarán y serán atendidos con prioridad?
–Como Casa Solidaria nació hace poco, eso es un proyecto que está para desarrollarse en los próximos años. Nosotras estamos desarrollando ahora mismo una empresa social de Matria que operaría un modelo de microfranquicias para incubar microempresas de nuestras participantes. Eso es un proyecto bien importante para nosotras porque nos va a permitir ser económicamente autosuficientes. Esa es una de nuestras metas porque la autosuficiencia es lo que nos permite mantener una voz independiente e inclusiva, hacer el trabajo que queremos hacer y experimentar con nuevos modelos de trabajo.
Por años, hemos visto al personal de Matria en diversas manifestaciones que se llevan a cabo en la calle y otros espacios públicos alrededor de Puerto Rico. Por ejemplo, este año 2019 se enarboló la bandera de Matria en los eventos del Día Internacional de las Mujeres el 8 de marzo y el Día Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras el 1 de mayo. Ambas manifestaciones se llevaron a cabo en la Milla de Oro en San Juan. ¿Cómo el activismo en la calle complementa los programas y servicios que ofrecen en la oficina matriz de Caguas o en otras localidades, como es el caso de Casa Solidaria en Orocovis?
–Para nosotras, ese es el verdadero modelo de trascendencia organizacional. Si nosotras nos quedamos dando el servicio y no hacemos nada para cambiar la estructura social y económica que produce la violencia y la pobreza que atestiguamos, podríamos estar eternamente dando el mismo servicio. Nuestra experiencia de servicio nos permite detectar las fallas del sistema, las inequidades y las injusticias. Estamos convencidas de que el servicio sin activismo se queda corto. Así que tratamos siempre de enlazar las dos cosas: el servicio a las mujeres que necesitan, y, a la misma vez, el activismo que necesitan para cambiar la sociedad.