¿Qué cambió luego del transfeminicidio de Alexa?

Share

Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes

Un día como hoy, en el 2020, el asesinato de la mujer trans Alexa Negrón Luciano fue el catalizador para múltiples conversaciones y reflexiones en distintas esferas del país.

A nivel internacional, el crimen de odio cobró mayor notoriedad luego de que el artista Bad Bunny vistiera una camiseta con las palabras “mataron a Alexa, no a un hombre con falda” durante una presentación musical en el programa The Tonight Show, de Jimmy Fallon, que emite la cadena estadounidense NBC.

La vestimenta del trapero aludía a cómo la Policía y algunos de los medios de comunicación en Puerto Rico identificaron a Alexa en las primeras coberturas. Esos errores mediáticos sirven como ejemplo de lo que las personas que informan masivamente no deben hacer al reseñar noticias vinculadas con las poblaciones LGBTQIAP+.

En la discusión pública, las conversaciones, en su mayoría, no eran alentadoras. Han sido el reflejo de una sociedad llena de prejuicios, odio y discrimen hacia las personas trans.

Las autoridades aún no han esclarecido el caso, pero el crimen ha tenido que ser el detonante para muchas conversaciones importantes sobre las vidas trans en Puerto Rico.

Lee aquí: Alexa Negrón Luciano: tres años sin esclarecimiento

Reconocimiento en el Senado

El 15 de enero de 2021, se presentó el Proyecto del Senado 130 para definir feminicidio y transfeminicidio como conductas que constituyen el delito de asesinato en primer grado. La medida, que se convirtió en la Ley 40 de 2021, establece que a toda persona convicta de este tipo de crimen se le impondría una pena de reclusión por un término fijo de 99 años.

La discusión sobre los transfeminicidios que había registrado el Observatorio de Equidad de Género en 2020 y 2021 sirvió para aclarar el lenguaje del proyecto.

“El asunto de la discusión del asesinato de Alexa definitivamente sirvió para enmendar el proyecto para que no hubiera duda de que no solamente era feminicidio, sino también transfeminicidio, y llevó a que se impulsara la aprobación final de lo que ahora es la Ley 40”, afirmó la senadora Ana Irma Rivera Lassén, presidenta de la Comisión Derechos Humanos y Asuntos Laborales del Senado.

Desde entonces, se han formulado otros proyectos que no han sido aprobados todavía. Entre ellos, el Proyecto del Senado 485, que se trata de una propuesta para crear una Carta de Derechos para las personas LBGTQIAP+ para combatir el discrimen.

Lee aquí: Proponen Carta de Derechos para las personas LGBTTIQ+ para combatir el discrimen

No obstante, sectores fundamentalistas de derecha continúan luchando para que este tipo de política pública no se apruebe.

“Hay personas ahora mismo en la legislatura con una mentalidad bien retrógrada. He visto cosas terribles en la legislatura y me parece que es que tenemos ahora mismo a gente que está hablando muy parecido a lo que es un discurso neofascista y de destrucción total de las ideas de incluir temas como el de los avances de las mujeres en derechos sexuales y reproductivos y de las mujeres en todas nuestras diversidades”, expresó Rivera Lassén.

“Esa gente se pone furiosa cuando hablamos de personas gestantes o cuando incluimos a todas las diversidades en la política pública. Así es que este es un reto que tenemos ahora. Es muy fuerte y quiero decir que yo creo que no lo había visto tan organizado antes”, añadió.

En las organizaciones para la comunidad LBGTQIAP+

La observación de la senadora no se limita a la legislatura. Miguel Vázquez Rivera, quien es presidente de True Self Foundation, una organización sin fines de lucro que trabaja en favor de las comunidades de diversidad en orientación sexual e identidad de género en Puerto Rico, hizo expresiones similares con relación a la organización de los sectores conservadores.

“Estoy convencido de que últimamente hay un esfuerzo bien grande de desinformación que viene de los sectores conservadores que desinforman a propósito para tergiversar la narrativa real. Lo han hecho en términos de las terapias de conversión, las terapias hormonales. Han mentido y, yo creo [lo han hecho] que a sabiendas para llevar un mensaje equivocado y para que las personas puertorriqueñas tengan una concepción errónea de estos tratamientos que salvan vidas. El problema recae en que nosotros no tenemos un lugar a donde ir todas las todas las semanas para reunirnos y hablar de cómo vamos a trabajar en contra, pero muchas veces ellos sí”, argumentó Vázquez Rivera.

Las consecuencias de las narrativas de estos sectores fundamentalistas salen a relucir cuando ocurren crímenes como el de Alexa.

El doctor Vázquez Rivera, quien también es el director clínico de la Clínica Psicoalternativas, contó que cuando se viralizó la noticia del transfeminicidio de Negrón Luciano y que, cada vez que se perpetra un crimen similar, los efectos adversos en la comunidad se ven reflejados claramente en la clínica.

De repente, aumentan las solicitudes de citas de urgencia y, de la misma manera, incrementan los síntomas de depresión y ansiedad de las personas de experiencia trans. Por más que se esforzaron planificando vigilias, grupos de apoyo y reuniones de todo tipo para combatir las consecuencias graves emocionales que repercuten en la comunidad trans luego de este tipo de crimen, Vazquez Rivera afirmó que los esfuerzos se quedan cortos.

“El miedo más grande que tiene una persona de experiencia trans es que se le quite la vida, que se le mate por ser quien es y, cuando sale el crimen de Alexa, fue como la peor confirmación del mundo, porque ese evento fue particularmente violento y no tan solo eso, fue un acecho, la cazaron, la buscaron para matarla. Lo más que las personas trans temen, en ese momento, se hizo realidad”, reflexionó.

En la comunidad

Adi Ortiz, una mujer trans, contó cómo ese miedo se apoderó de ella.

“Fue un momento de mucho temor para mi familia y para todas las personas alrededor de mí. Es aterrador ver ese nivel de odio tan grande plasmado en tu cara, ver cómo hay gente que te quiere ver muerta simplemente por existir. Luego de eso, es bien difícil sobrellevar, superar y querer progresar”, dijo.

Por su lado, Daniela Arroyo, también mujer trans, coincidió con lo que expresó Ortiz. Además, recordó que luego de que aconteciera el asesinato de Alexa, las conversaciones en la comunidad LGBTQIAP+ se comenzaron a centrar más en la autodefensa, el cuidado emocional y en la importancia de mantener buena comunaciación con las personas más cercanas.

“Siempre trato de notificarles a mis amigas si voy a salir sola, hasta para el mall. A veces lo notifico porque siento esa necesidad de que alguien de confianza sepa dónde estoy y que pueda reaccionar en caso de que algo me pase”, comentó Arroyo.

En cuanto a las conversaciones que se abrieron fuera de la comunidad LBGTQIAP+, Arroyo confesó que se limitaban, en el mejor de los casos, a la empatía, pero que aún predominaba el prejuicio en el diálogo.

Los cambios significativos siguen ocurriendo desde la calle

“Como comunidad trans, en cuanto a servicios [como becas anuales para afirmación de género y ayuda psicológica provista por True Self Foundation], hemos mejorado mucho, pero yo creo que eso nunca hubiese pasado si no hubiese sido por nuestra propia comunidad tirándose a la calle a pelearlos; nuestra propia comunidad yendo a las manifestaciones, incluso dando su vida por la lucha”, enfatizó Arroyo.

Ambas mujeres expresaron necesidades que deben ser atendidas con urgencia. Algunas de las que mencionaron fueron: la discriminación en oficinas médicas y gubernamentales, el acceso a servicios legales, el derecho a oportunidades laborales, el acceso a vivienda y educación y la visibilización de la juventud trans. Todo esto sin olvidar la lucha por mantener los derechos que se han alcanzado y que constantemente se ven atacados por sectores conservadores.

Lee aquí: Joanna Cifredo cumple recorrido para exigir derechos de las personas LGBTTIQ+

Foto de archivo de Leyrian Colón Santiago