Si de verdad pudiera hacer lo que quiere, Kairiana Núñez Santaliz (1984) tomaría los recuerdos de su tío Pedrito Santaliz y se pasaría los próximos años haciendo exhibiciones de su contenido, abiertas y al universo. “Yo quisiera proyectar todos estos documentos en el cielo, todos los días. Pero, una pieza no puede durar 300 años… o sí”, dice riendo una tarde en Santurce entre cervezas y segundas dosis de vacunas contra el covid.