(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
Las movilizaciones en favor del reconocimiento de las mujeres como ciudadanas con derechos plenos sobre sus destinos y cuerpos, así como las luchas de las comunidades LGBTTIQ+ por frenar las agresiones y precariedades a sus integrantes, han sido motivo de burlas y respuestas violentas por quienes insisten en que la sociedad opere dentro de los discursos de odio que perpetúan en el poder a aquellas organizaciones que continúan excluyendo a grupos históricamente marginados.
En ocasiones, el activismo y logros en favor de la equidad de género, así como las gestiones políticas que adelantan reconocimientos jurídicos a las diversidades sexuales, provoca el surgimiento de grupos políticos que, amparados en un discurso de defensa de la heteronormatividad y la familia tradicional, se organizan y aspiran a apelar a la masa votante. Ejemplos internacionales recientes son el caso de Vox, en España, y el liderato político del actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.