Carmen Fuentes Padilla, de 61 años, vino hasta la calle Fortaleza a exigir un sistema energético de calidad porque su vida depende de ello. La residente de Naranjito es sobreviviente de tres infartos y un paro cardíaco. Hace poco, estuvo intubada y depende de una cama eléctrica para poder comer.
Cada vez que la electricidad se cae en su hogar, su esposo tiene que pasar trabajo para subir y bajar la cama para poder alimentarla. Los constantes apagones han afectado su calidad de vida.
Las fallas y precariedad del sistema eléctrico en Puerto Rico afecta principalmente a los pacientes encamados y madres jefas de familia que ante la ineficiencia están siendo expuestos a más violencias, denunciaron activistas en la protesta LUMA Fuera en la calle Fortaleza, renombrada por muchos como calle Resistencia, en el Viejo San Juan.