(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
Cuando se argumenta que la pobreza tiene rostro de mujer y que las políticas de austeridad tendrán el mayor impacto negativo en las mujeres, no se pretende normalizar el vínculo entre ellas y las condiciones de precariedad económica experimentadas por cada vez más familias en Puerto Rico. A juicio de la activista feminista Shariana Ferrer Núñez, estos planteamientos sobre género y pobreza más bien deben utilizarse como herramientas para denunciar los principios violentos que rigen a instituciones de poder como el gobierno y el sector de la banca.