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“Shazam! Fury of the Gods” pasa de la diversión al agotamiento

Ay, “Shazam”… Con un porcentaje de 51 en Rotten Tomatoes y números taquilleros decepcionantes para su primer fin de semana, Shazam! Fury of the Gods se ha convertido en motivo de preocupación para el futuro del género de superhéroes. ¿Por qué? Porque esta secuela ha resultado ser una decepción enorme.

Hace años, cuando el género de los superhéroes aún era novedoso en la pantalla grande y eventos como Avengers: Endgame (2019) aún no habían sucedido, todo parecía encantador. Cada nueva película superaba a la anterior. Las historias significaban algo y se podían valorar como maravillas visuales. Hoy, son productos hechos rápidamente con la simple meta de que sea lucrativo. Si bien algunos estudios pueden anunciar cada película jurando que la meta es lo opuesto, los efectos visuales apresurados y las historias mediocres difieren. 

Muchos fanáticos y espectadores casuales cuestionaron si estamos entrando en una era de “fatiga de superhéroes”. Con tantas películas que se inclinan más hacia la naturaleza del espectáculo versus la sustancia con poco espacio para respirar entre ellas, parece que esta declaración que intenta desbaratar el género podría tener algo de verdad. La nueva entrega del universo cinemático de DC Comics sirve como evidencia para sustentar estas declaraciones.

Shazam! Fury of the Gods es la secuela anticipada de Shazam! (2019). También, se erige como la 12ª entrega de la franquicia de DC. Dirigida por David F. Sandberg, la película sigue a “Billy Batson” (Asher Angel) y su contraparte “Shazam” (Zachary Levi) después de los eventos de la primera película en la que ha compartido con sus hermanos y hermanas los poderes mitológicos que se le otorgaron a “Billy”. Sin embargo, las “hijas de Atlas”, unas antihéroes inspiradas por la figura de la mitología griega, amenazan con recuperar este poder para reconstruir su reino que está en descomposición. “Billy” y su familia adoptiva tendrán que trabajar juntos para salvar su propio mundo de destrucción.

La trama de hecho suena como muchas que ya hemos visto antes. Honra lealmente la fórmula del superhéroe con un protagonista que necesita aprender una valiosa lección que le ayudará a salvar el mundo. No hay nada malo con una fórmula. Existen por una razón. Ofrecen estructura y equilibrio, pero no significa que no se puedan reinventar o modificar. 

El problema con la última entrega de la historia de “Shazam” radica aquí. Si bien la narrativa será divertida y entretenida para muchos, también es fácil de olvidar. Para muchos de los que simplemente buscan una película que ofrezca un escape, Shazam! Fury of the Gods es la opción perfecta para ofrecer un rato agradable. Pero si estás buscando algo más allá de chistes que no siempre son cómicos, esta trama sin propósito definido y personajes subdesarrollados no es la película para ti.

Con una duración de más de dos horas, la película pasa rápidamente de ser una diversión inocente a ser agotadora. Su única salvación es diminutiva, en las manos de cuatro actores. Lucy Liu y Helen Mirren son increíbles, por derecho propio, como las “hijas de Atlas” y presentan una dedicación a sus roles de un calibre diferente. También, Jack Dylan Grazer interpreta a “Freddy Freeman”, el hermano adoptivo de “Billy”, realiza una actuación impresionante que igualmente se siente como si formara parte de una película totalmente diferente. Mientras, Djimon Hounsou ha hablado recientemente sobre su incapacidad para asegurar oportunidades lucrativas en Hollywood. Su papel en Shazam! Fury of the Gods respalda sus afirmaciones, pues su personaje se reduce constantemente a ser el alivio cómico.

Hay películas, en años recientes, que desafían la supuesta “fatiga de superhéroes”, como Harley Quinn: Birds of Prey (2020), Eternals (2021) y la ganadora de la 95ª edición de los Premios de la Academia por mejor película, Everything Everywhere All at Once (2022). Estos proyectos demuestran que lo que se necesita es una nueva perspectiva, ya que dos han sido dirigidos por mujeres (Cathy Yan y Chloé Zhao) y el otro (Daniel Kwan y Daniel Scheinert) tiene un enfoque en la experiencia de los inmigrantes asiáticos. 

Los cómics que sirven de inspiración para muchos de los proyectos que hemos estado viendo tienen una larga historia de ser atribuidos a los hombres. Dada su historia de protagonistas masculinos e imágenes hipersexualizadas de mujeres ficticias, está claro de dónde proviene esta atribución. Hemos llegado a un punto en donde regresar a estas nociones de roles de género son innecesarias y van en contra del progreso que lentamente se ha estado atribuyendo a la representación e inclusión de grupos pocos incluidos en estas narrativas.

El primer Shazam! ofreció algo nuevo y refrescante, dejando atrás la fantasía de atribuir los poderes de los superhéroes con la hipermasculinidad. Pintó un futuro esperanzador para la trayectoria de DC como empresa. Más allá de lo esencial para narrar una historia convincente, fue una película con mucho corazón que atrajo a muchos fanáticos nuevos. 

Sin embargo, esta película carece de todos los cimientos adecuados para estar al día con la anterior y, a menudo, se deja llevar por el amor que muchos tenían por la primera producción en vez de esforzarse en cultivar admiración por esta segunda parte. No puede valerse por sí misma y aquí es donde falla. Será divertida para muches, pero creo que hemos llegado al punto en que podemos exigir más de las películas que estamos consumiendo.

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