Detrás de los métodos elegidos para denunciar agresiones y a agresores en la plataforma Yo Te Creo, hay un debate mucho más profundo sobre la violencia de género y el efecto del patriarcado en los hombres que la polarización en las redes sociales impide analizar, coincidieron las especialistas Yarimar Rosa Rodríguez, psicóloga clínica; Elithet Silva Martínez, trabajadora social; y Heriberto Ramírez Ayala, experto en intervención con hombres y masculinidades.
“El asunto es cómo detenemos un sistema patriarcal que pone cargas y responsabilidades adicionales sobre las víctimas. Ese asunto de las responsabilidades y las cargas sigue añadiendo pesos estructurales. […] Entonces, creerle a la víctima tiene que partir de la premisa de que se le escucha y el proceso está basado en su necesidad. No se pueden poner pesos adicionales o responsabilidades que no son suyas, que es lo que nos está ocurriendo ahora”, apuntó Rosa Rodríguez.
La doctora explicó que la polarización sobre el tema de las listas, en especial sobre los que están de acuerdo con el método de la lista y los que no, se apoderó de las redes sociales durante los últimos días. Asimismo, insistió que en estos espacios de comunicación virtual no se ha sostenido una discusión profunda desde una perspectiva reparativa y restaurativa.
Las redes sociales han abierto espacios de muchos señalamientos y diversas opiniones sobre el asunto sin mirarlo en su entera complejidad y estructura. Rosa Rodríguez enfatizó en que el problema es sistémico y no se debe ver lineal, ya que es un fenómeno que es perpetuado por múltiples factores relacionados con la violencia machista.
“En las redes sociales, no se logra analizar en su profundidad y en su complejidad. Es un problema que es sistémico y no lo podemos ver lineal. No lo podemos ver en la línea de la causa y el efecto. Esto no fue necesariamente causado por una sola razón. El sistema está diseñado para sostener esas prácticas violentas (tanto las agresiones a otros como la agresión a sí mismo)”, argumentó la experta en género y en movimientos feministas en América Latina.
Al preguntarle sobre las razones de la existencia de una lista, la psicóloga puntualizó que no es un fenómeno ajeno a lo que ha ocurrido en otros países latinoamericanos.
“Yo voy a retomar el asunto del Estado, porque, para mí, la pregunta de fondo es, ¿por qué necesitamos esta lista? En México, son los tendederos. En Argentina, se han trabajado los escraches. En las universidades, la gente saca días para escrachar (manifestación popular de protesta) a los docentes. La lista se convierte en una respuesta al trauma. La lista existe no solamente por la falta de respuesta del Estado, sino porque aquella instancia en las que pudiéramos decir que ha habido una respuesta nunca ha sido desde la necesidad de las sobrevivientes”, contó la también profesora del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
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La importancia de creerles a las víctimas
Tanto Rosa Rodríguez como Silva Martínez aseguraron que no es una opción, bajo ninguna circunstancia, no creer en el testimonio de las víctimas de violencia machista.
“Quienes trabajamos con sobrevivientes, todo el tiempo, sabemos que divulgar una experiencia de violencia requiere de mucho trabajo emocional. A algunas les toma años poder hacerlo. Algunas, incluso, llegan al espacio preguntando: ‘¿Esto es violencia?’. No podemos sucumbir al retroceso en ese sentido. Quienes queremos adelantar los derechos humanos, tenemos que continuar y potenciar esa apertura a escuchar, validar y apoyar la experiencia de las víctimas sobrevivientes”, aseguró Silva Martínez, catedrática de la Escuela Graduada de Trabajo Social Beatriz Lasalle de la UPR.
De igual forma, Silvia Martínez mencionó que creerle a las víctimas no invalida que haya que realizar un trabajo de rehabilitación con las personas agresoras.
Rosa Rodríguez coincidió en que los espacios de escucha, acompañamiento y solidaridad son necesarios para elaborar modelos enfocados en el trauma, desde un modelo de justicia reparativa y restaurativa que no se convierta en una dicotomía de la culpabilidad.
“Cuando buscamos culpables, quitamos las responsabilidades. El Estado no quiere hacerse responsable de viabilizar espacios de verdadera escucha y trabajo donde haya una respuesta restaurativa. […] La escucha (del sistema judicial) no está diseñada mirando la posición de la sobreviviente, está montada en un aparato legal que fue fundamentado a base del patriarcado”, insistió Rosa Rodríguez.
Miedo al retroceso
Silva Martínez, quien enfoca sus temas de investigación sobre las sobrevivientes de violencia de género, expresó que le preocupa las probabilidades de que se anule la credibilidad de las víctimas y aumente la revictimización.
“Y si te hablo con absoluta honestidad, esa es una de mis preocupaciones en este momento que la polarización nos lleve a retroceder en algo tan vital como creerle a la víctima, que todavía está presente. Todavía, se le está preguntando a las víctimas sobrevivientes por qué son víctimas y qué hicieron para provocar la violencia. Todavía, se les está preguntando por qué hablaron o por qué no hablaron. No podemos renunciar a lo que hemos adelantado como producto del trabajo feminista”, señaló Silvia Martínez.
También, Rosa Rodríguez expresó que, probablemente, serán muchas las personas que no buscarán ayuda por el miedo de que no les crean.
Los tres expertos explicaron que la discusión debe expandirse desde la solidaridad que ha enmarcado a los movimientos feministas. Del mismo modo, insistieron en que la polarización no debe ser protagonista porque se estaría dando la espalda a las víctimas y sobrevivientes que acudieron a esos espacios porque se sintieron acompañadas.
Las víctimas nunca son culpables
Ante las reacciones diversas por el suicidio del gestor cultural José “Fofito” Morales, cuyo nombre apareció en la página Yo Te Creo, Silvia Martínez recalcó que las víctimas no son culpables de las decisiones que tome otra persona.
“Recordarle a la víctima que nosotras no provocamos la violencia contra nosotras ni las decisiones lamentables que toman otras personas. Si bien reconozco que no somos quienes provocamos, también es importante validar esos sentimientos. Es importante validar las culpas, aunque no te pertenecen. Es importante no juzgar cómo las víctimas sobrevivientes toman decisiones”, añadió Silvia Martínez.
Por su parte, Rosa Rodríguez expresó que no es justo que ahora a las víctimas se les responsabilice no solamente por la muerte, sino por el duelo de las personas que perdieron a un ser querido.
“No podemos descartar que haya duelo, y va a seguir habiendo duelo porque estamos en pérdida, aunque no haya muertes, hay pérdida. Y partimos de la noción de la pérdida. El duelo de unas personas, por un lado, no puede invisibilizar la experiencia de trauma ni el duelo de la otra, porque es que la víctima de violencia sexual perdió. La niña que fue violada perdió, la acosada en el campus perdió. El adolescente que fue abusado sexualmente perdió. Ahí, ya hay pérdida y hay duelo”, explicó Rosa Rodríguez.
Asimismo, Silvia Martínez le dijo a las sobrevivientes que se encuentran en esa vorágine de sentimiento, que no están solas y que hay espacios para la escucha y el acompañamiento. A veces, la decisión para muchas no es ni la denuncia formal ni la informal.
Masculinidades para transformar
Ramírez Ayala, fundador de Tipos, compartió que muchos varones están dispuestos a entrar en un proceso de revisión y transformación a través del acompañamiento social.
“Sí, ciertamente, algunas personas se sintieron amenazadas, molestas y en revanchismo, pero también hay un grueso de masculinidades que dijeron: ‘Pérate, aquí hay que hacer algo y tengo que mirar para adentro’. Eso representa un duelo, representa soltar privilegios y eso duele porque no nos han enseñado a hacerlo”, dijo Ramírez Ayala.
El educador mencionó que ha acompañado a hombres que han salido en las listas de Yo Te Creo.
“Entonces, parte de esas masculinidades, genuinamente, no sabía ni por qué estaban (en la lista) y algunos de ellos hicieron la tarea de reflexionar sin ningún tipo de acompañamiento o preguntándole a personas cercanas, amigas o personas que están ahí para ellos también. Para los varones también es un proceso (la violencia machista) que socialmente ha sido aceptado y pasó con ficha”, sostuvo.
El profesor explicó que el sistema patriarcal le ha enseñado a los hombres tres tipos de violencias: la violencia entre géneros, la intragénero que es la violencia callejera, y la violencia a sí mismos. De igual forma, puntualizó que los varones no están socializados para buscar ayuda emocional o para mostrar vulnerabilidad.
“Esto está vinculado a los micromachismos y el machismo en crisis es uno de ellos. En un momento como este, en la cuarta ola feminista, muchos hombres sienten que están perdiendo provilegios y no saben en dónde ubicarse. Muchos dicen: ‘Es que yo no puedo hacer nada porque rápido dicen que soy un violador’. Una de las violencias de ese machismo en crisis es poner la vida en riesgo. No hay autocuidado y entran en conducta de riesgo. Y una de esas conductas de riesgo es acabar con tu vida”, señaló el también activista.
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Habilitar espacios de deconstrucción
Ramírez Ayala contó que muchos hombres han recurrido a Tipos en busca de apoyo para ver cómo pueden reparar y reflexionar sobre actitudes machistas. Igualmente, muchos bares han acudido a su plataforma solicitando talleres para convertir estos lugares de ocio en espacios seguros para todas las personas.
Tipos es una plataforma virtual para la educación y promoción de eventos culturales en torno al género y las masculinidades.
“Hay que crear más espacios en donde los varones puedan repensarse, vulnerabilizarse sin juicio. Esto va a ir creando un modelo nuevo de masculinidad que sea saludable, que pueda interaccionar sin competir y sin tener que agredir. Poder manejar y tener una regulación emocional. Eso es un trabajo de país”, puntualizó Ramírez Ayala.
Los espacios para la deconstrucción de las masculinidades hegemónicas son necesarios para trabajar una problemática que es sistémica. Por esta razón, el manual de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) indica que deben de existir grupos de apoyo para los hombres, porque la forma en la que la sociedad produce masculinidades tiene una tendencia a cometer prácticas violentas, expresó Ramírez Ayala.
“Al final, estábamos acompañando tanta gente, mirando el efecto de la impunidad del Estado, del efecto del patriarcado sobre hombres, sobre mujeres o de géneros diversos en su cotidianidad y permaneciendo en ese dolor y esa rabia polarizante que no resuelve el problema ”, concluyó, por su parte, la doctora Silva Martínez.
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Si tú o alguna persona conocida ha sido víctima de agresión sexual, tienes derecho a recibir ayuda. Puedes llamar a la Línea de Orientación y Ayuda Contra la Violencia Sexual (LOA), al 787 337-3737, o al Centro de Ayuda a Víctimas de Violación, al 787-765-2285; a la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, al 787-722-2977, o a la Línea de emergencia y ayuda 939 CONTIGO (266-8446). Mira más recursos de ayuda aquí.
Si tú o alguna persona conocida está en situación de violencia, llama a la Línea de ayuda 787-489-0022. Mira más recursos de ayuda aquí.