(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
No han sido pocas las ocasiones en que hombres y mujeres en los medios de comunicación masiva indagan sobre el paradero de las feministas, como si se tratara de una búsqueda de personas desaparecidas.
“Y, ¿dónde están las feministas?”, se cuestionan politólogos, relacionistas públicas, periodistas y foristas en las redes sociales cibernéticas.
Es una pregunta que no es inocente, mucho menos solidaria. Más bien, opera como el pie forzado para recrear una ‘cacería de brujas’ que aspira a desacreditar el trabajo que por años han realizado las organizaciones feministas en Puerto Rico y personas que creen en la igualdad de género y la promueven en su día a día.