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Jóvenes resignifican el amor y definen estrategias contra el machismo

Taller 3 del Programa de formación de jóvenes líderes contra la violencia machista

El amor deconstruido reside de forma horizontal en la libertad de cada individuo y aceptar los límites de la gente, coincidieron ayer, miércoles, les jóvenes participantes del taller Otras violencias, complicidades machistas y resistencias al cambio, del Programa de formación de líderes contra la violencia machista que coordina Todas como parte de su campaña ¡Cambia ya!

Una nueva definición del amor

El taller anterior, Eso que llaman amor, deshiló algunas prácticas machistas en la tradición del amor romántico. Esta vez, les jóvenes ofrecían alternativas justas a la definición del amor.

“Para poder crear esa nueva definición, uno tiene que desligarse de lo que no es amor y empezar a ver las cosas que sí lo son”, señaló la joven Alexia Serrano, de 18 años y residente de Yabucoa, quien resaltó la importancia de la autoevaluación para no continuar reproduciendo las prácticas ya deconstruidas.

Ahora, más conscientes de las costumbres patriarcales, les participantes hallaron dificultades en aplicar una nueva definición. Les resultó más sencillo apuntar en qué no debería consistir el amor que nombrar lo que sí debería ser.

Asimismo, cada integrante del grupo partió de su experiencia individual para aportar una definición inclusiva que tuviera resonancia colectiva.

“El amor es un sentimiento de afecto; es recíproco, flexible y cambiante a través del tiempo, persona u objeto y experiencia. Une debe percibirse libre y ser une misme al lado de las personas que quiere, confía, respeta y apoya. Se basa en relaciones e intercambios horizontales, donde el trato hacia otres es empático, honesto y consentido”, propuso Keilly Coral Santiago Morales, de 21 años, residente del pueblo de Cataño.

Algunes hablaron de lo doloroso que puede resultar percatarse de cuán presente estuvo el amor romántico en sus vidas y cómo esta idea constituye otro factor que dificulta el proceso de la resignificación del amor.

“Desaprender duele. Eso es parte del proceso. A veces, va a pasar que vamos a revivir traumas de experiencias pasadas cuando nos cuestionamos, deconstruimos y resignificamos las cosas, pero ese también es el camino de la sanación”, sostuvo la facilitadora de las tres actividades educativas, la trabajadora social Karla Ferrer Arévalo.

Tipos de violencias de género o machistas

La también educadora sexual integral identificó cinco tipos de violencia de género y machista: física, sexual, económica, simbólica y psicológica. Estas también pueden catalogarse según el ámbito en el que ocurren, como las violencias doméstica, laboral, institucional, obstétrica y mediática.

Además, pueden manifestarse de múltiples formas al mismo tiempo, como sucede con el acoso callejero. Cuando un individuo hostiga a una persona en la calle, puede violentarla de manera física, sexual o psicológica. Asimismo, la agresión puede ser institucional o mediática.

Les integrantes discutieron la autodefensa como un mecanismo que debe ejercerse con cuidado, pues la persona violenta puede llevar algún tipo de ventaja que logre dañar aún más a la víctima.

“Yo tenía 14 años y ese hombre me miraba como un canto de carne. Tanta violencia tenemos que soportar las mujeres y más cuando son sexualizadas siendo niñas”, relató Kenya Bayrón una experiencia catcalling que experimentó al caminar por el casco urbano de Mayagüez junto a su madre.

Pero, el acoso callejero puede surgir igualmente de personal del Estado.

“Quería aprovechar el espacio (para señalar) que el estado también es cómplice de estos acosos y (permite) prolongar estas conductas”, denunció, por su parte, Paola López, al narrar su experiencia corriendo para ejercitarse por las calles del Viejo San Juan y siendo sexualizada por policías.

Ferrer Arévalo cuestionó por qué las mujeres deben aprender a protegerse y cuidarse en lugar de que los acosadores modifiquen su conducta.

Lee aquí: No es “piropo”, es acoso callejero

Privilegios inmerecidos

En la exploración de algunas resistencias al cambio en el comportamiento machista, el término “privilegio inmerecido” ofrece respuestas.

El concepto ha sido trabajado por la activista estadounidense Peggy McIntosh para identificar las condiciones que otorgan mayor poder a ciertos grupos, permitiéndoles mayor acceso y oportunidades. Estas intersecciones pueden ser inconscientes y heredadas.

“A mayor privilegio inmerecido, mayor ejercicio del poder de dominio y de opresión”, estableció la facilitadora.

Por tanto, un hombre adinerado blanco cisheterosexual no tiene luchas que combatir y tampoco razones para modificar alguna conducta machista. Idealmente, una persona con privilegio inmerecido sería consciente de su condición y lo utilizaría en beneficio de las minorías.

Algunas estrategias contra el machismo

Entre los mecanismos esenciales contra el machismo, se incluyen autoevaluar los privilegios, establecer límites, ejercer la comunicación, participar en proyectos de cooperación y crear contenidos para difundir.

“Una de las propuestas sería: ‘Escucharé mis preocupaciones, dudas e incomodidades. Tu cuerpo habla y te dice que algo está mal y no están bien las actitudes que otres están teniendo contigo”, afirmó la estudiante de periodismo Génesis Dávila, de 21 años, residente del pueblo de Humacao, sobre identificar y combatir los machismos que se reconocen, aunque no sepan nombrarlo.

La facilitadora de los talleres instó a les participantes a que buscaran sus propias estrategias y establecieran sus propios valores como métodos contra el machismo.

Transformación que continúa

Al culminar la serie de talleres que comprendieron el primer Programa de formación de jóvenes líderes contra la violencia machista de la campaña ¡Cambia ya!, les jóvenes participantes decidieron mantenerse en comunicación y desarrollar un manifiesto contra la violencia machista. De esta manera, podrían aportar una construcción a partir de lo desaprendido en los talleres para tener una solución colectiva.

“El amor propio será nuestro escudo, les amigues nuestro apoyo, el conocimiento nuestra mayor arma para combatir y tumbar el machismo”, propuso Jeaneishka Ruiz Vázquez, de 21 años y residente de Toa Baja, como base para un manifiesto feminista.

La campaña ¡Cambia ya! surge del trabajo de Equilátera, compañía publicadora del medio digital feminista Todas. Cuenta con el auspicio de Oxfam, el apoyo de Inter-Mujeres, y es en alianza con la iniciativa WetJustice .

Para más información, visite @CambiaYaPR en las redes sociales Facebook e Instagram.

Lee aquí: Todas inicia su programa de formación de jóvenes líderes contra la violencia machista

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