(Fotos de Mari Blanca Robles)
Bajo la lluvia y al filo del anochecer, decenas de antorchas iluminaban el lado izquierdo del cementerio Santa María Magdalena de Pazzi, en el Viejo San Juan. Allí, una multitud de personas, en su mayoría jóvenes, tomaron hoy las calles para exigir al gobierno, nuevamente, una declaración de estado de emergencia por la violencia de género en el país.
La memoria de las mujeres asesinadas en los últimos años permanecía presente, en especial la de Rosimar Rodríguez Gómez, reportada como desaparecida el 17 de septiembre de este año y cuyo cuerpo fue identificado esta tarde. Desde anoche, circulaba la sospecha de que el cadáver hallado era el suyo.
Ante la noticia, Melody Fonseca, portavoz de la organización política Colectiva Feminista en Construcción, que convocó la marcha Vivas nos queremos. Pa’ la tumba el patriarcado, con megáfono en mano, declaró su indignación.
“Anoche nos fuimos a dormir con la noticia de que una más había sido asesinada… Nos siguen faltando tantas… Por eso, nos convocamos con rabia y dolor, sabiéndonos vulnerables… Es aquí, en un cementerio, donde el estado patriarcal y machista nos reserva un espacio. Nosotras nos negamos”, sentenció Fonseca.
En ese mismo cementerio, yace el cuerpo de Mónica Carazo Vergel, una mujer asesinada por su pareja el 4 de diciembre del año pasado.
Su padre Rafy Carazo se detuvo frente al círculo de antorchas llameantes que, como vigilia, honraban la memoria de las asesinadas y lamentó la falta de acción por parte del gobierno.
“Hasta cuándo hay que soportar la pérdida de las mujeres y de la comunidad LGBTTQ…Ni une más ni une menos. Hay que tomar esto en serio: establecer un estado de emergencia. No hay que ser parte de la comunidad para saber lo que está pasando”, expresó Carazo.
A eso de las 6:50 p.m., entre consignas, iniciaron el rumbo a La Fortaleza.
“Si tocan a una, nos tocan a todas”.
“Hermana, tranquila, aquí está tu manada”.
“¿Dónde estaban cuando nos mataban?”.
Estas eran algunas de las consignas que entonaban mientras aplaudían y tocaban con cacerolas de camino a la Mansión Ejecutiva.
De camino, la lluvia no cesaba, pero las antorchas permanecían encendidas. Esta vez, por la intensidad de las consignas y por el movimiento en masa, las luces simbolizaban la rabia colectiva por las que faltan.
Una mujer de camiseta negra cargaba sobre su espalda un cartel que leía “si mañana desaparezco, quémenlo todo”.
Las calles adoquinadas de San Juan parecían guardar memoria de las veces en que el reclamo ante la violencia de género llevó a los grupos feministas a marchar, y hasta pernoctar, por esas vías hace casi dos años.
La marcha de hoy, ¡Vivas nos queremos! Pa’ la tumba el patriarcado, fue una continuación del reclamo que inició en la manifestación del Plantón 23N, en noviembre de 2018, cuando organizaciones feministas, convocadas por la Colectiva Feminista en Construcción, exigieron al entonces gobernador Ricardo Rosselló Nevares firmar una orden ejecutiva para declarar estado de emergencia por la violencia de género en el país. Ese año culminó con 23 feminicidios.
Hace un año, retomaron las calles nuevamente y, hoy, —ante la inacción de las autoridades casi dos años después— esa exigencia permanece en sus labios con la misma fuerza que inició. Esta vez, ascienden a 35 las mujeres asesinadas, entre ellas Rosimar Rodríguez Gómez. De acuerdo con la última actualización del Observatorio de Equidad de Género, 14 mujeres permanecen desaparecidas.
Hoy, Día de Acción Global por el Aborto Libre y Accesible, muchas manifestantes llevaron pañuelos verdes para recordar junto a su lucha, las dificultades que enfrentan las mujeres en el país para hacer valer sus derechos.
En la calle Fortaleza, a la que muchos también llaman Resistencia desde el Verano del ‘19, una joven que vestía de verde, sostenía una pancarta del mismo color que leía “Justicia para Rosimar, justicia para Alexa”, refiriéndose también a Alexa Negrón Luciano, la mujer transgénero asesinada el 24 de febrero de este año.
Otra joven pasaba por entre la gente gritando “alcohol” y rociando a quienes extendían su mano. De inmediato, añadía: “Salimos a la calle, pero vamos a protegernos”.
La mayoría de la gente llevaba su mascarilla; un recordatorio de que la pandemia continúa siendo una amenaza para todas las personas.
Allí, Zoán Dávila, integrante de la Colectiva Feminista en Construcción, comenzó a nombrar a las mujeres desaparecidas y asesinadas en Puerto Rico este año. Por cada nombre, la multitud respondía:
“Presente”.
Al nombrar a Rosimar Rodríguez Gómez, una consigna se apoderó del lugar:
“Rosimar presente, la rabia se siente”.
Mientras tanto, con las mujeres desaparecidas, Dávila dejó su compromiso claro:
“Vamos a continuar en las calles hasta que ellas regresen a casa”.