(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
“Todos necesitamos historias que ningún libro de Historia puede contar, pero no están en el aula -no en las aulas de historia, en todo caso-. Están en las clases que aprendemos en casa, en la poesía y en los juegos de infancia, en lo que queda de la historia cuando cerramos los libros de Historia con sus hechos verificables”
-Michel Rolph Trouillot
Este año nos ha dado con todo. Mucha gente apostaba a noviembre. Confiaban en que se daría un golpe de timón en el país, mientras echaban todas sus esperanzas en un proceso electoral que ha demostrado no solo ser mediocre, también carga con la credibilidad llena de fisuras. Mientras tenemos ganadores hipotéticos, la Comisión Estatal de Elecciones aún no ha podido certificar a nadie. Paralelo, los crímenes por violencia de género solo van en aumento, aun cuando la gobernadora Wanda Vázquez Garced parece haber escuchado la exigencia de un estado de emergencia. En esta semana, asesinaron a dos mujeres el mismo día. Ya suman más de cincuenta en lo que va de año. Nuestras vulnerabilidades aumentan y la [poca] prisa del gobierno no es suficiente.