«Llegué a Puerto Rico el 29 de diciembre del 2000. Hubiese deseado no venir. Yo tenía dos hijos, que los dejé en Santo Domingo, pero estaba sufriendo con mi pareja, que era un maltratante. Un familiar que tenía en Estados Unidos me ayudó y me pagó el pasaje. Me tomó un día llegar a Santo Domingo desde mi pueblo. En una yola estuvimos un día y medio, y ya el 29 estábamos aquí. Llegamos por Mayagüez. No fue tan mala la travesía, pero fue arriesgando la única vida que uno tiene…