Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes.
Puerto Rico sigue siendo una tierra fértil de patriarcado en resistencia. A casi una década de la tercera ola feminista, donde se resignificó el 8M (Día de la Mujer) como consigna política de “Me too”, “Ni una menos”, “Ni una más”, “Yo te creo hermana” y “Vivas nos queremos” en toda América y Europa, en nuestro país todavía existe resistencia de aquellos que pueden influir en la creación, diseño e implementación de políticas públicas que acompañen este proceso cultural – el cual abre camino a una nueva generación y a la integración de Puerto Rico en el mundo – generando una plusvalía misógina a la sociedad.