Miedo. Me habían dicho que uno no conoce lo que es el miedo de verdad hasta que se convierte en mamá. El pasado 2 de enero, cuando di ese último pujo victorioso, a las 2:08 p.m., para conocer a mi bebé, sentí miedo. Mucho miedo. Anhelaba a mi bebé, había tenido un embarazo perfecto y sin complicaciones, pero no sabía ser mamá. Y eso que, en aquel entonces, el mundo era como lo habíamos conocido durante toda la vida.