En todo el archipiélago puertorriqueño, se siente un clima de desasosiego. Las formas en que experimentamos las violencias en esta colonia a veces escapan nuestras posibilidades de apalabrarlas, pero nunca escaparán a nuestra capacidad para resistirlas. Las colonias son un experimento fallido. Las colonias, por definición, son violentas: deshumanizan, precarizan, empobrecen, asesinan, despojan, expulsan y desplazan. Nuestra historia como pueblo, ha sido la historia de la resistencia continua a estas violencias. Seguimos aquí porque hemos resistido. Nos hemos tenido que ir, pero nunca hemos dejado de resistir. La pregunta entonces es, ¿hasta cuándo?