(Foto de archivo de Ana María Abruña)
El huracán María ocurrió hace más de un año, sin embargo, aún se resienten sus estragos.
Después del paso de este fenómeno atmosférico, aumentaron los casos de violencia sexual en la isla, según la especialista en apoderamiento social de la coalición Coordinadora Paz para la Mujer, Zulma Oliveras Vega.
La vida, después del huracán, se vio afectada en todos los aspectos y todos los sectores, y las mujeres no fueron la excepción.
“Los casos de violencia de género han aumentado después del huracán”, sostuvo.
Asimismo, la Coordinadora Paz para la Mujer se vio impactada, debido a que no podían brindar ayudas de la misma manera y accesibilidad como solían hacerlo.
“Tuvimos que detener el plan de trabajo, y enfocarnos en cómo ayudar a nuestros albergues y a nuestros integrantes”, informó Oliveras Vega, también coordinadora de programas de la coalición.
Como parte de las iniciativas pos-María, la Coordinadora Paz para la Mujer creó varios proyectos, entre ellos la Ruta de Salud, CuidarNOS, la caravana violeta, y también llevaron servicios y suministros a Culebra y Vieques.
La Ruta de Salud hizo un estudio de necesidades y ofreció servicios a cuatro albergues en colaboración con el Recinto de Ciencias Médicas (RCM) y la Universidad Carlos Albizu (UCA). El proyecto CuidarNOS tenía como propósito abordar el trauma primario.
“A través de CuidarNOS, queríamos evitar el burnout de María”, dijo Oliveras Vega.
Además, con la caravana violeta se unieron a iniciativas comunitarias para llevar un móvil con médicos, sicólogos, enfermeras, abogadas y estudiantes.
“La intención era llevarles comestibles y servicios médicos, pero también queríamos observar el comportamiento de las personas luego del huracán”, expresó la especialista de apoderamiento social.
El 2017 quedó marcado por el huracán María, pero también por las 37 mujeres desaparecidas, las 33 mujeres asesinadas, las 1,747 llamadas al 911 sobre violencia doméstica, y 36 suicidios de mujeres, expuso Oliveras Vega en la conferencia de Agresión y violencia sexual en Puerto Rico, que formó parte de la sexta Jornada de estudios en torno a la violencia de género en la Universidad del Sagrado Corazón, en Santurce.
Para que la violencia sexual en Puerto Rico disminuya e incluso se erradique, Oliveras Vega planteó que se debe trabajar de una manera inclusiva, además de investigar, cuestionar, emplear el activismo y autocuidarse. Añadió que lo más importante es educar a la ciudadanía.
Mencionó, además, que la clave para eliminar la violencia es exigir. “Debemos exigir una educación enfocada en la equidad y perspectiva de género, acceso a servicios de salud que atiendan la necesidad de toda la diversidad de mujeres y tener espacios en los que no enfrentemos riesgos a nuestra seguridad”, puntualizó en su presentación.