Foto de archivo
A diario, vemos mujeres asumiendo -con mucho entusiasmo- la misión de ser las custodias del pacto patriarcal. Mujeres que, gracias a los logros de los feminismos a través de las décadas, logran hoy tener acceso a espacios de poder. Y utilizan ese poder para añadir límites, condiciones, trabas, vergüenzas y culpas a las mujeres que estructuralmente no tienen -ni tendrán- acceso formal a él. Esto se percibe desde todos los espacios sociales: en la legislatura, en los templos, en las facultades universitarias y en las organizaciones de base comunitaria.